lunes, 30 de octubre de 2023

Aguacero

 


Chaparrea sin contemplaciones desde primera hora de la mañana. A cada paso tropiezo con los siguientes ciudadanos: el que lleva apoyado el paraguas en el hombro y se siente cómodo, la que colecciona ojos de transeúntes, el que habla con el móvil quejándose de lo mal que se camina y sujeta el paraguas con la oreja libre impidiendo el paso, el 0’1% de personas que usa abrigo con capucha y se la pone (y no ve bien), el 0’1% de personas que usa abrigo sin capucha y se sube el cuello del abrigo para cubrirse la cabeza (y no ve bien), el que corre los cien metros lluvia outdoor, el que se ha plantado en medio de la acera para charlar con un amigo, los que caminan juntos muy despacio bloqueando el paso, los que no caminan juntos pero bloquean el paso, la angustiada madre de dos criaturas una de las cuales va en carrito y no puede pasar pese a llegar tarde al colegio…

Uno de los dos carriles de la calzada está cortado por obras a la salida de un semáforo. La vía libre es ansiosamente ocupada por los muchos conductores que pugnan desde ambos carriles antes del corte. Hay pitidos y alguna blasfemia supera las ventanillas cerradas para alegrar la jornada en horario escolar. Una furgoneta de reparto efectúa una maniobra que he visto en Misión: Imposible IV para colocarse atravesada. El del patinete y el de la bici se las ven felices pero el operario que corta el carril es implacable y su mirada acojona. Se detienen. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/aguacero_146122_102.html?fbclid=IwAR03m-LqUyQCPuvnP2sKfISVt90ZP59NUXui3hdn6lPrVMi8FhGFuSgw5k8

    (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 29/10/2023)

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