lunes, 25 de octubre de 2021

Inviolabilidad violada

 


Afirma el presidente del gobierno en una entrevista que es hora de revisar la inviolabilidad del monarca ante la ley, que quizás sea un concepto caduco. Y no. Lo que es caduco es la monarquía en sí, pero la inviolabilidad es consustancial, porque sin ella decae la majestad, se derrumba la última distinción que hace de la monarquía algo contrario a una ley que dice reconocer a todos iguales ante ella. Hablamos de una institución fundamentada en la preeminencia y el imperio de ciertas personas por razones de sangre, por un designio divino en origen, algo ajeno a nuestro sistema de valores. O es por la gracia de un poder ultraterreno o la monarquía no puede ser; o está por encima de lo que limita a los demás seres humanos (y también de los propios humanos, pues el rey no es su par) o forma parte de ellos y, entonces, no cabe sea su rey. Ser superior o nada. Con la cabeza del primer rey rodaron las de todos ellos, despojarle de su inviolabilidad supone dinamitar su privilegio, la última frontera. A ver si la pasamos pronto. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/inviolabilidad-violada

  (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 24/10/2021)

 

El perdón y la culpa

 


No es difícil pedir perdón por cosas que sucedieron hace medio milenio. Resulta sencillo disculparse por lo que uno no hizo, por lo que hicieron otros, aunque fueran antepasados, y no deja de tener una pizca de ironía y un mucho de condescendencia. Es algo así como “fijaos qué bueno soy: yo no lo haría y, además, me disculpo porque lo hicieran otros”. Excusarse por terceros pretende indultar la falta de los ofensores y dispensar las exigencias de los ofendidos, se sitúa en un plano de superioridad moral respecto a ambos, los absuelve.

No me siento responsable de nada que hiciera mi tatarabuelo; ni siquiera mi padre. Si me estuviera beneficiando ilegítimamente de ello, solicitar un mero perdón solo supondría una falsedad más para perpetuar el abuso. Por ese motivo, cuando un país, o una iglesia como la católica, solicitan perdón por algo que cometió un país que ni siquiera existe ya, una iglesia o una cultura ya irreconocibles las más de las veces, no deja de convertirse en un acto simbólico destinado a los que gustan de tales ceremonias, pero un acto hipócrita, como casi todas las ceremonias. Un acto que coloca al penitente en la preeminencia del arrepentido de forma vicaria. https://www.lanuevacronica.com/el-perdon-y-la-culpa

  (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 17/10/2021)