Se nos queda el verano en nada con tanto sufragio y tanto pacto. Pero, pues hay semanas y agosto asoma, aún hay tiempo para una serie que, ante tantas y tan volátiles palabras, trate de meditaciones enjundiosas y esté, por tanto, protagonizada por filósofos; los clásicos, por descontado, que hay categorías. Y para empezar, el más grande, Platón.
Es conocido que nuestro ateniense cargado de espaldas diseñó un pensamiento idealizado y trascendente que entendía lo visible como la sombra de conceptos perfectos cuya verdadera esencia se nos escapaba a poco que nos despistáramos. Y nos despistamos. Por ese motivo, Platón, ya lo habrán imaginado, gasta sus vacaciones en acudir a un parque temático donde los acontecimientos históricos han pasado a idealizarse. De alguna pavorosa forma.
- ¿No es acaso cierto, gentil guardián de la atracción “España: una grande, libre y cavernícola”, que la historia no ha de favorecer o enaltecer a unos o a otros sino aportar enseñanzas de concordia y comprensión hacia los demás y hacia el presente que cada época atraviesa?
- A mí no me líe que curro aquí solo en verano para pagar las clases del chaval. Es aquel, el que manipula “Los autos de fe y de choque”.
- Y ¿no cree usted, egregio paterfamilias, que su juicio individual debería emplearse en la exhortación a los llamados a entender lo que aquí se representa como una mofa y befa de la realidad y, aún peor, de su representación?
- Circulando, majete, y cuidado con la toalla que llevas puesta no se me enrede en los ruedines.
- Soporta a este zopenco y renuncia - susurra displicente entre dientes nuestro filósofo, pelín aristócrata de cuna (y Aristocles de nombre). Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/metafisica-canicula-1-platon-en-pais-ideal_141761_102.html
(Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección estival titulada "Metafísica de la canícula", el 30/07/2023).