domingo, 30 de julio de 2023

Metafísica de la canícula 1: Platón en el país ideal

 


Se nos queda el verano en nada con tanto sufragio y tanto pacto. Pero, pues hay semanas y agosto asoma, aún hay tiempo para una serie que, ante tantas y tan volátiles palabras, trate de meditaciones enjundiosas y esté, por tanto, protagonizada por filósofos; los clásicos, por descontado, que hay categorías. Y para empezar, el más grande, Platón.

Es conocido que nuestro ateniense cargado de espaldas diseñó un pensamiento idealizado y trascendente que entendía lo visible como la sombra de conceptos perfectos cuya verdadera esencia se nos escapaba a poco que nos despistáramos. Y nos despistamos. Por ese motivo, Platón, ya lo habrán imaginado, gasta sus vacaciones en acudir a un parque temático donde los acontecimientos históricos han pasado a idealizarse. De alguna pavorosa forma.

-        ¿No es acaso cierto, gentil guardián de la atracción “España: una grande, libre y cavernícola”, que la historia no ha de favorecer o enaltecer a unos o a otros sino aportar enseñanzas de concordia y comprensión hacia los demás y hacia el presente que cada época atraviesa? 

-        A mí no me líe que curro aquí solo en verano para pagar las clases del chaval. Es aquel, el que manipula “Los autos de fe y de choque”.

-        Y ¿no cree usted, egregio paterfamilias, que su juicio individual debería emplearse en la exhortación a los llamados a entender lo que aquí se representa como una mofa y befa de la realidad y, aún peor, de su representación?

-        Circulando, majete, y cuidado con la toalla que llevas puesta no se me enrede en los ruedines.

-        Soporta a este zopenco y renuncia - susurra displicente entre dientes nuestro filósofo, pelín aristócrata de cuna (y Aristocles de nombre). Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/metafisica-canicula-1-platon-en-pais-ideal_141761_102.html

    (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección estival titulada "Metafísica de la canícula", el 30/07/2023).


 

martes, 25 de julio de 2023

Votar en verano

 

 
Contra lo que se le reprocha al presidente del gobierno desde una oposición que hasta le reprocha apellidarse Sánchez, a mí me parece bien votar en pleno verano. Todo son ventajas. Si está uno de vacaciones, puede interrumpirlas con un acto a medio camino entre estas y la normalidad, y ya se sabe que toda variación en la rutina es apetecible. Al fin y al cabo las elecciones, aunque sean un deber cívico, suelen ser en domingo para compensar. Acudiendo al colegio electoral con bermudas, chanclas y camisa floreada se siente uno un probo ciudadano que deja de lado su bien ganado asueto para cumplir con el país, desenfadada pero escrupulosamente. Con tan mínimo esfuerzo deja uno marmóreamente repulida su conciencia.

Por otro lado, los sufridos componentes de las mesas pueden hidratarse y descansar en las horas centrales del día porque será extraño que alguien se acerque en ese momento a ejercer derecho alguno. No son horas más para el derecho a la pereza, que decía el yerno de Marx, Lafargue, o a la siesta, así que tal opción puede incluso que llegue a ser ejercida (discretamente) en la propia mesa, lo cual insiste en las bondades de la fecha elegida. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/votar-en-verano

    (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 23/07/2023).



Mentira cochina

 


Cuando éramos críos, si tocaba discutir frente a un adulto sobre la responsabilidad de una travesura el argumento socorrido de los más maliciosos era culpar al otro y, cuando éste se revolvía, afirmar con aplomo: “mentira cochina”. Con esa táctica parecía que ambos mentían o ambos decían la verdad y no había manera.

En los debates políticos del pasado, como en las discusiones civilizadas y adultas, los interlocutores esquivaban con mil perífrasis acusar al oponente de mentir; no solo era una chiquillada como argumento sino una imperdonable descortesía. Falta usted a la verdad, está equivocado, mal informado, sus datos no son correctos, etc. Un sinfín de rodeos venía a sugerir que, en efecto, el adversario mentía, pero sin llegar a decirlo, sin que la afirmación cuajara como el agravio que es. Con tal compostura la discusión podía prosperar. Que, como sucedió en el debate del lunes, se pueda decir ahora -¡tantas veces!- sin que nadie se levante de la mesa o se indigne de forma que la conversación no prosiga es un signo de los tiempos. Quizás el signo de los tiempos. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/mentira-cochina

   (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 16/07/2023).