lunes, 17 de noviembre de 2025

Postrimerías (3): propaganda

 


Trataba el domingo anterior de posteridades y famas póstumamente edificadas, como de hecho son casi todas, pues rara vez se restauran infamias, aunque suceda. Sucede más a menudo aún la intención forzada de “posterizarse” o esculpirse a sí mismo un porvenir marmóreo o broncíneo que pagan los coetáneos y desmantelarán los venideros. Me refiero, claro, a las postrimerías de dictadores y demás autócratas, cuyo nombre podría ser el de infamia póstuma.

En tan concienzudas como horteras propagandas suele concurrir profusión de imágenes chuscas labradas sobre el material más sólido que se encuentre, en talla XXL y ocupando emplazamientos céntricos y despejados para que sus desaguisados no dejen de apreciarse desde cualquier parte. Pese a ello, si se tiene la fortuna de sobrevivir a épocas tanto más grises cuanto resplandecientes son sus monumentalidades, podrá asistirse a uno de los deportes históricos más edificantes que existen, junto al ostracismo de monarcas o la defenestración de criptobrós. El derribo de estatuas despierta siempre una alegre melancolía, como la de quitarse un peso de encima habiendo usado para ello una enorme cantidad de esfuerzo que, a la postre, se muestra innecesario para tarea tan fútil. La estatua de Sadam Husein colgando de sus pies cual muñeco tentetieso o las de Stalin apiladas en chinescos bazares arqueológicos ilustran esa sensación pedagógica de mohosa vanidad. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/postrimerias-3-propaganda_186080_102.html?fbclid=IwY2xjawOHv2dleHRuA2FlbQIxMABicmlkETBQb1dzVkwxNHo5RmhlU0huc3J0YwZhcHBfaWQQMjIyMDM5MTc4ODIwMDg5MghjYWxsc2l0ZQEyAAEeYAJ8IAc9lleXN3rsmfcM6Qx3y1UxK8OjDqtg2PozLXfVoifXqwRv81mIpXg_aem_w4x8tf6hshtE8pxTVwuJFQ

             (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 16/11/25)

No hay comentarios:

Publicar un comentario