lunes, 5 de octubre de 2020

As Time Goes By

 


De camino a León nos multaron en Villamoros por un exceso de diez kilómetros sobre la velocidad permitida. Mientras revisaban los papeles del desfallecido Dos caballos y escudriñaban los asientos de atrás, atiborrados con las cajas de la mudanza, algunos cochazos nos rebasaban a toda velocidad ojeando nuestro dudoso aspecto de quinquis inmovilizados por la benemérita. En esos días ETA mataba cada mes.

Llegado al piso, busqué donde comprar alcayatas para un par de cuadros que combatieran el síndrome de casa vacía -deformación profesional de novato- y sobre todo la añoranza del hogar recién abandonado. En una ferretería de la Plaza Mayor me atendieron cuatro dependientes ociosos. Uno me preguntó qué deseaba, el segundo fue por las cuatro puntas, el tercero rasguñó un vale y el cuarto me cobró. Todos ellos miraban taciturnos hacia la puerta, uniformados con una bata azul ultrajado y un lapicero sujeto a la oreja izquierda. El comercio desapareció poco después. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/as-time-goes-by

 (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 04/10/2020)

Foto de Julio Fernández Arias

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