lunes, 31 de octubre de 2022

Puré de patata

 


Eróstrato tenía razón, solo hay algo que rivaliza con  crear: destruir. Prendió fuego al gran templo de Artemisa en Éfeso, maravilla del mundo antiguo, con el propósito de asegurarse fama póstuma y lo consiguió, pese a que se prohibiera la difusión de su nombre bajo pena de muerte. Aunque frecuentes, las damnationes memoriae no suelen funcionar y nos deleitamos más en recordar a los bárbaros que a los civilizados. En varios idiomas erostratismo significa la búsqueda de celebridad por medios delictivos y, si apuran, dañando algo de cuya fama se pretende obtener la propia por parasitismo. Una obra de arte, por poner el caso concreto, un cuadro célebre al que se ofende: esa es la noticia, pero no es nueva.

Ciertos activistas contra el cambio climático están poniendo de moda ese procedimiento como forma de protesta utilizando la notoriedad del objeto agredido en favor de la visibilidad de su causa. Como si su causa no fuera visible. Como si los gobiernos fueran a cambiar de tercio por un cuadro más o menos. La organización británica que está detrás (no citaremos nombres) ha llevado a cabo otras acciones aparte de enfangar pinturas; parones de tráfico o partidos de fútbol, tentativas en carreras de Fórmula Uno o el parlamento de Westminster y alguna cómica pegada de manos a los marcos de cuadros de algún museo. Ellos mismos han declarado que, sabedores de su acidez, eligieron salsa de tomate para una obra protegida con cristal mientras que el puré de patata podía arrojarse sin problemas sobre un lienzo barnizado. Una consideración que suponemos será tenida en cuenta en su destino judicial. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/pure-de-patata-1

 (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 30/10/2022)

 

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