domingo, 26 de mayo de 2024

Fin de feria

 


Sería sencillo seguir creyendo las historias antiguas. Reconfortaría pensar que hay relatos cuya veracidad no cabe cuestionar porque emanan de un saber superior, textos que fueron revelados por quien no debe rendir cuentas sobre su significado, sobre su forma, sobre su interpretación. Debería dar un visible consuelo (y un íntimo terror) la oportunidad de creer ciegamente, con una confianza infinita, como creen los niños justo antes de dormir.

Y sin embargo. Sin embargo hace generaciones que dimos por mudas voces que nunca sonaron, incólumes aquellas zarzas, mudas las piedras que se pretendían animadas. Sobrellevamos el desvanecimiento de ese testimonio revelado y único sabiendo que los dioses no murieron sino que ni siquiera existieron, que solo eran fuego de la chispa que nos arde dentro, sus fábulas eran nuestras fábulas y aquellas ensoñaciones llevaban al límite la intransigencia de pretender una lectura eterna de las mismas palabras. A partir de ese momento, cuando las verdades en que creemos ya no están escritas y han de comprobarse a cada paso como quien lee y levanta la vista para mirar si el mundo sigue ahí, aquellas leyendas no han sido más que eso, un cuento como cualquier otro que algunos siguen leyendo a la hora de acostarse pero cuyas pesadillas no conocen responsables. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/fin-feria_157187_102.html?fbclid=IwZXh0bgNhZW0CMTAAAR2RqQ-Ri8_BTP3Gf-lWwIixtZCDPXKA0rIE1H7HPwIvgf5EnTvW9sR52Es_aem_AZ3pivgIt6v6mYRh38C3IVeKt79Sd0HnO6CiTcfqmFVoQ3dN_y9OZPGzFMsXyzs67On3BrIAh0TTEJbcWpRfGMuL

(Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 26/05/24)

domingo, 19 de mayo de 2024

Museos y colonias

 


Mirado de cierta manera, todo museo es una herramienta de colonización, cultural, social, política y, a veces, incluso física. Fraguados en el ardor revolucionario del XIX, pronto se convirtieron en arquetipo de la conservación en muchos sentidos, no pocos relacionados con el mantenimiento de un statu quo ideológico, formal o académico contra el que se levantarían sucesivos movimientos a lo largo del siguiente siglo para acabar albergados, de nuevo, en él. Respecto a sus colecciones, no existe museo que pueda arrojar la primera piedra, aunque la mayoría hayan reflexionado y actuado sobre este asunto central de múltiples formas en un proceso acelerado en los últimos años. Mucho antes de que el ministro de Cultura actual desatara una tormenta mediática en foros de derechas mencionando una descolonización patrimonial y sobre todo ideológica en curso desde hace décadas, los museos, en particular europeos y norteamericanos, se veían movidos a revisar la legitimidad de sus colecciones y lo que se afirma con ellas mediante diversas operaciones, muchas discursivas y técnicas, algunas judiciales y forzosas y otras pactadas, unilaterales incluso. Nada peor para un museo que dilapidar su reputación por conservar unos bienes que reconozcan ajenos una mayoría social, una sentencia justa o un pasado histórico oprobioso. Un museo también puede convertirse en pieza de museo. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/museos-colonias_156806_102.html?fbclid=IwZXh0bgNhZW0CMTAAAR3ntJS-HwFP9237tLGCzHDg48SvUHt5FmtF-fQodMy-PpW7oVI2fRaKkHA_aem_Af9lzTK1sTpQrxw0dMND8znby4YRELuaGLib_xmtnoz-QWABPIo6-7oOv4j_1evOGUScLyFy8U_PR3RldTmr6aSZ

        (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 19/05/2024)

domingo, 12 de mayo de 2024

Taurofilia

 


Durante siglos, en la Antigüedad, la Edad Media y parte de la Moderna, la tortura y la muerte de seres humanos fueron consideradas espectáculos públicos tan comunes como, incluso, edificantes. Los verdugos más versados en su oficio tenían una alta consideración (se supone que también entre los condenados) y muchos torturadores destacaban por una habilidad instrumental y técnica que aplicaban con deleite. Tal cosa es, para nosotros, no solo inconcebible, sino repugnante. Los tiempos cambian. No solo eso: están cambiando rápidamente y a veces su velocidad deja atrás a mucha gente.

Estos días andan alborotados los llamados taurinos o aficionados a “la fiesta” con la amenaza a sus libertades, dicen, a causa de una persecución, dicen, que quiere acabar con ese arte, dicen. Sin embargo, nadie ha prohibido nada ni ha puesto trabas a que desarrollen su actividad como hasta ahora, que se sepa. Una actividad, por cierto, subvencionadísima. Solo se ha suprimido un premio. Un premio cuya tradición se remonta al vetusto año 2011. Igual se está exagerando un poco con eso de la libertad, que ya vemos grilletes en cada señal de tráfico. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/taurofilia_156427_102.html?fbclid=IwZXh0bgNhZW0CMTAAAR2wCxQu5YOJHmMLDBwx8ybPjoWmXNp6p6YjZ80JqJjfYzcHc9lv83emCFI_aem_AdNsz8TzbffEmFIwCQg12EcT0lNd-KiALQtRIAheekS6lLvymZsL5ZAFsNcr3x1XnX0B0iEcTbafEmD70VFZuXaX

        (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 12/05/2024)