lunes, 1 de mayo de 2023

Dr. Livingstone, supongo

 


Por encargo de un periódico, el New York Herald, en 1871 Henry Stanley hallaba al fin a David Livingstone, perdido desde hacía años en el corazón de África, enfermo y dado por muerto, saludándole con aquellas famosas palabras tan ajustadas al humor flemático inglés que seguramente jamás pronunció: “El doctor Livingstone, supongo”. Los mitos siempre se construyen a posteriori. Y el de Stanley se hundió en el oprobio de su apoyo al régimen asesino de Leopoldo II en el Congo, aunque su imagen popular siga siendo tan romántica.

Con aquellos homéricos acontecimientos, a finales del siglo XIX (en el caso de los Polos, algo después) el mundo dejaba de ofrecer territorios desconocidos, de contar con manchas en blanco en los mapas y de ofrecer el sueño del misterio y la aventura a quienes los ojeaban con el misterio y la aventura en los ojos. En aquella época el occidental terminaba de arribar a todos los rincones del planeta para cartografiarlos y aunque aquellas expediciones se narraban como conquistas llenas de intrepidez y carácter, lo cierto fue que constituyeron las avanzadillas para abrir nuevos mercados y explotaciones comerciales, a menudo despóticos. La completa conquista del espacio del planeta Tierra abría el negocio a todo cuanto el mundo podía ofrecer. De ahí a los turoperadores el negocio solo ha cambiado de forma. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/dr-livingstone-supongo

   (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 30/04/2023).

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