
Buena parte del mundo lector se ha puesto de uñas con el intento
de desnaturalización en el Reino Unido de algunos relatos de Roald Dahl
destinado a aligerarlos de malsonancias o actitudes despectivas hacia ciertos
colectivos. Hoy en día todos pertenecemos a un colectivo, aunque sea de dos
personas, y por esa causa encontramos marginación y agravio por todas partes.
La cosa no ha quedado en Dahl, sino que se extiende desde hace tiempo a cualquier
obra que agravie a minorías y víctimas propiciatorias. Se ponen ahora con James
Bond como si despojado de su machismo recalcitrante, testosterona y chulería
pudiera seguir siendo James Bond. Resulta curioso, a propósito, que cuando se
versionó el Quijote para desmochar el castellano antiguo (dizque obsoleto) no
se pusiera tanto grito en el cielo sobre ese Clavileño. Interesa poco la forma,
y se nos va de las manos simplificar y edulcorar las narraciones hasta el punto
de que acaban por ofrecer una versión de la realidad en 2D sin contraste, sin
chicha, sin encaje en una realidad que ya no nos importa tanto como sus
etiquetas.
Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/el-melocoton-gigante (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 05/03/2023) Ilustración de N. Eholm Burkett.
No hay comentarios:
Publicar un comentario