domingo, 11 de diciembre de 2022

La siesta

 


He vuelto a casa con tiempo y he comido rápido con intención de encontrar momento para descansar un poco. Por el camino me he topado con grupos de niños y algún adulto disfrazados de personajes sombríos y risueños celebrando a los difuntos con esa moda que se llama Halloween. Pero ahora el edificio y la calle están silenciosos, no hay nadie en casa y el momento se antoja favorable para una siesta. Voy a ello complaciente y con un punto de ilusión, recreándome.

Nada más acostarme empiezan los inconvenientes: la posición no acaba de ser confortable, me giro y la luz de la ventana resulta hiriente, hay un almohadón que no he quitado porque “será solo un momento” y ahora se abalanza insidioso sobre mí; temo arrugar la colcha que no he retirado del todo… Estas cosas no suceden de noche; de noche somos profesionales. Al vecino de arriba se le caen objetos pesados y sonoros con regularidad y oportunidad admirables. No quiero pensar que sabe lo que intento (dormir) y actúa en consecuencia. No quiero creer que el vecino de abajo suponga eso de mí. Tampoco sirve de nada este alarde de indulgencia comunitaria, cada poco siguen sonando cosas que caen. Llora un bebé. Sonrío sardónico sin mover un músculo. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/la-siesta

  (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 04/12/2022)

No hay comentarios:

Publicar un comentario