Ya ni recuerda desde cuándo lo busca. Antaño lo hizo con
ahínco primerizo y después con un punto de resignación y otro de escepticismo
que mantienen a raya las decepciones y avivado el rescoldo. Alguna vez creyó
tenerlo, identificarlo, y quizás fuera así, aunque desde que tomó conciencia de
la búsqueda y de su dificultad, se le escurre entre los dedos. Quizás porque no
puede atraparse si se persigue ya que no es predecible ni lógico. Sucede también
con los momentos de felicidad, que somos incapaces de reconocerlos salvo de
manera retrospectiva, cuando se invocan y se intenta reanimar el pasado. Y quizás
ni siquiera fueran ciertos, simplemente comparamos aquellos episodios con el instante
en que regresamos a ellos y la comparación les favorece, o simplemente
eliminamos de esos recuerdos todo aquello que en su día los enturbió e idealizamos
su condición hasta convertirlos en algo irreal, algo que resplandece. Son
tantos los quizás… Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/amor-verdadero
(Publicado el 20/10/2019 en La Nueva Crónica de León, en una serie llamada "Las razones del polizón")
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