Tal vez por influencia de las competiciones deportivas, se
sobrevalora llegar el primero (que se lo digan a Fernando Alonso). De hecho,
casi siempre abrir un melón, estrenar senda, cuesta el doble: o no compensa o
no se acierta. Con frecuencia el resultado es mejorable, chapucero, efímero.
Pioneros, primogénitos y primicias saben de estos azogues, frustraciones y
trajines. Lo primero no es lo mejor casi nunca: el primer amor suele resultar
enternecedor, pero no categórico; el primer cigarrillo aturde y da tos; la
primera comunión suele ser la última… Hasta el virgo se pierde, sin más. La
prematuridad defrauda o desalienta.
Y sin embargo, nos empeñamos en que lo primero es tan
trascendental como un alumbramiento, cuando las más de las veces tan solo se
trata de una casualidad. Eso sucede con el asunto del parlamentarismo, que ha
puesto a León en la nómina de las ciudades que presumen de algo imposible de esclarecer
y, por consiguiente, tremendamente fácil de manosear y exaltar hasta una
saciedad acrítica y libre de bochornos. Cada vez que se menciona, toca cabrearse
como si nos tocaran el virgo.
A propósito del reciente atentado en Westminster, algunos
periódicos tildaban ese parlamento como el primero del mundo. Después,
Puigdemont también anduvo pisando lo
fregao, provocando la justa ira de leoneses con su alcalde al frente, y,
supongo, la de algunos islandeses, entre otros pueblos llamados a reivindicar
lo que se adjudican desde griegos antiguos a franceses modernos, etc. El
parlamentarismo medieval se parece al de las revoluciones burguesas como las
Autonomías a los reinos medievales. Algo menos incluso. Y aun sabiéndolo, derrochamos
energía en vindicar antelación, y no primacía, en querer ser primeros y no mejores,
en otorgar al peso de la historia una gravidez que no conserva a no ser que
mantenga actualizado un sentido histórico, que sus valores continúen presentes.
Ya lo decían Faemino y Cansado: campeón lo es cualquiera, pero subcampeón…
(Publicado en La Nueva Crónica de León, el 22/4/2017: http://www.lanuevacronica.com/prematuro)
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