Acabamos las expansiones procesionales y se despliega la pompa vaticana. No hay respiro. Abres la prensa o pones la tele y parece una mezcla entre “L’Osservatore romano” y “Papones y mazmorras”.
No se puede evitar, la pompa seduce con su fotogenia y no hay nada más fotogénico que la obra de Bernini escoltada por uniformes de la guardia suiza. Nada más morboso que el féretro de un soberano a hombros por la vía pública vestiduras al viento. Nada más trendintópico que un ceremonial multitudinario con regusto a acontecimiento histórico. Nada más intrigante que una quiniela sin conocer a los participantes. Nada más fascinante que tan supuestos misterios. Lástima que la Iglesia dejase de hablar en latín; ahora se entiende lo que dicen.
El gesto y la ceremonia. La iglesia católica (y las demás) llevan milenios amparándose en ambas prácticas para prosperar y, hoy día, para disimular su condición de organizaciones discriminatorias y reaccionarias. El papa Francisco bien lo sabía, de ahí sus numerosos y populares gestos, tan ponderados por el elogio fúnebre y el entusiasmo necrofílico. Gestos hacia la grada en favor de mujeres, homosexuales, limpieza de zonas oscuras –y delictivas- en la organización y ventilación de sus numerosos brazos y tentáculos, etc. Gestos y algo de formalidades pero poco de chicha: apenas unos movimientos en la sombra que se le suponen más que documentan y nada que echarse al coleto, hasta el punto de que tras la próxima elección de un papa ultra comme il faut no costará deshacer el legado de Bergoglio de un capirotazo. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/fumatas-humaredas_174510_102.html?fbclid=IwY2xjawJ7_NtleHRuA2FlbQIxMABicmlkETA1ZVV4SVV4czI2cW9sRnRiAR6X5r2QBbq62JA6hkiNTRVnkEPnbytHSU8Kjvgjaxjzyz4iDargb2pjOvtatA_aem_Vi33HR65uG0i8HfFxTxJnA
(Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 27/04/25)