Concebido constitucionalmente como contrapeso y cámara de representación territorial y funcionando desde la enfática Transición como cementerio de elefantes y especies mucho menos nobles, esta legislatura hemos descubierto nuevas y más ikerjimenezcas ocupaciones del Senado español: cancha del hooliganismo de la oposición y de sus zancadillas institucionales y, esta semana, al fin, mercadillo ultra de Navidad.
En la augusta y alta cámara se han citado algunos de los energúmenos y reaccionarios más desaforados del mundo, voceros de ideas todas ellas simiente de crueldades pasadas y de doctrinas retrógradas que la humanidad parecía haber abandonado hace décadas, en algunos casos hace siglos. Antiabortistas furibundos, machistas de manual, cuñadísimos, fascistas, homófobos, fanáticos cristianos y fundamentalistas de vario pelaje han hecho de una institución tan supuestamente distinguida el estercolero que los partidos de derechas han permitido. Supongo que para ese consentimiento, torpemente aprobado por un despiste de la izquierda que no se accedió a enmendar, se unieron las amistades peligrosas de los últimos tiempos, el aquí mando yo y el hecho de incordiar a Sánchez y a Sánchez y a Sánchez que tantas voluntades y soflamas justifica y alienta. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/antisistema_166962_102.html?fbclid=IwY2xjawHGOlhleHRuA2FlbQIxMAABHStPgUaBjvtqCOiBDbD_jxYzcCZCZrG4BW9fXrrETDRSTvp0FJ3E4yM8kA_aem_sPz-c5J_FI14VNDWjbl2Bg
(Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 08/12/24)