lunes, 15 de diciembre de 2025

Profesiones con presente 1: el odiador

 


Odiadores siempre ha habido, la ojeriza es tan humana como la gastronomía o los fines de semana. Pero odiar se ha convertido en actividad profesional, remunerada o no, cotizante o no. Y anda desatado ese gremio, hasta el punto de que no falta argumento sin su réplica, siempre chispeante, ni intervención sea donde fuere, sin su generosa y efervescente contribución. La sal de la tierra. ¿Para cuándo un estatuto profesional, unas normas del gremio, un código de conducta? Para ciscarse en ellos, claro.

Propondría, si me preguntaran (que no lo hacen, pero tanto me da), un par de requisitos para el examen de ingreso. Habría que demostrar la posesión de tiempo sobrado destinado a las interminables guardias e imaginarias que exige tan absorbente afición. Quizás por eso la palabra odio se asemeja a ocio (en latín también: odium/otium) porque solo quien dispone de tiempo -y se aburre mucho- puede permitirse un odio como es debido, con sus expresiones vejatorias y su manera resentida de ver las cosas. Además de un vicio, odiar atarea. En segundo lugar, exigiría incansable empecinamiento en seguir las evoluciones,  trabajo y milagros de la persona, personas, actividades o ideas aborrecidas. Al no tener vida propia, las ajenas justifican cuanto hacen, profieren y no callan estos personajes. Y, en tercero, las anteojeras, que no hace falta explicar, pues se entiende que el odio no es ciego sino asno. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/profesiones-con-presente-odiador_187767_102.html?fbclid=IwY2xjawOsq9dleHRuA2FlbQIxMABicmlkETA3WEZXakNnWldnTEt1OU9Sc3J0YwZhcHBfaWQQMjIyMDM5MTc4ODIwMDg5MgABHql8pbM-Dv4BThgzS-4HMmqj0seoCxhM5s3WRmjZnLo1jlLsyxojYAo7Xwgh_aem_6JFC5fKcAxpNZcw9RrTCvQ

               (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el  14/12/25)

martes, 9 de diciembre de 2025

Postrimerías y 6: Muerte de un árbol

 


El chirrido desagrada y aturde como proveniente de un lugar maléfico. Las ramas amputadas emergen del tronco clamando mudas con ondas de dolor dibujadas en el tajo. Recuerdan imágenes horribles de guerras, estampas de Goya, pesadillas bíblicas, tormentos. Un árbol vivo es muy diferente a un ser humano, pero la muerte los hermana en una sucesión de instantes agónicos, desolados, que el silencio de aquel convierte acaso en más penosos. Las máquinas que mutilan con estruendo han dejado su figura absurda, descompuesta y abierta en canal, rodeada de briznas y astillas y hojas secas, coágulos y despojos a sus pies. Porque aún sigue en pie, sus raíces escondidas, cuerpo a tierra.

Ayer acabó exhausto y desnudo, suplicante, con los muñones más gruesos alzados a un cielo inclemente. Sus hijuelas, ramajes, hojas se han ido desperdigando o amontonando desquiciadamente. Hoy han terminado el trabajo imponiendo orden, los tocones en una pirámide y la hojarasca hacinada: el catálogo de sus tiempos y mudanzas se ha convertido en leña, serrín, polvo.

Era un individuo espléndido, de generosa fronda, dador de sombra, cobijo, murmullos y alivio. Mitigaba las líneas hostiles de las construcciones humanas y la brusquedad de sus actos con una ligereza vibrante y quieta. Participaba de las estaciones y se plegaba a su designio con esos gestos conmovedores que solo otros apreciaban; pues se ofrecía sin voluntad, precio o conciencia: los otros eran quienes valoraban. Son otros quienes ahora lo tasan y abaten. Porque los árboles son únicamente árboles. Este árbol vivía en un parque y nos es posible imaginar la indiferencia de los árboles vecinos, tal si su destino les importara el mismo bledo que parece importarle al que ahora cae la energía indiferente y metódica empeñada en hacerlo pedazos. El reloj urbano que se alza a su lado se burla de metáforas que les importan nada, antes y ahora. Son solo un árbol y un reloj. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/postrimerias-6-muerte-arbol_187384_102.html?fbclid=IwY2xjawOmAjtleHRuA2FlbQIxMABicmlkETBMRG9IN0gzUGw5YjdLNlpHc3J0YwZhcHBfaWQQMjIyMDM5MTc4ODIwMDg5MgABHr_MECvERZ96srudpNlkMWjs0sXB2TgeEC2J422ZlpZ9O4QuGungObJow1lA_aem_69dEMwI-SvhU5p1VRDWlOA

Foto: Paula Padierna.

              (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el  07/12/25)


domingo, 30 de noviembre de 2025

Postrimerías 5: relato

 


Es bien sabido que el pasado lo escriben los vencedores, que la historia se va con cualquiera, sobre todo si paga bien. Pero también es cierto que esos mismos vencedores o pagadores acaban por pasar y las generaciones corrigen y releen, su derecho natural. Y al cabo de cierto tiempo los relatos dicen lo mismo de otra forma, los hechos se descifran, se leen, distintamente. En el conflicto de esas reinterpretaciones anida el espíritu de cada época. Más cuando se interpela una época reciente, aún con testigos, que a su experiencia de los hechos restan una lógica falta de perspectiva.

Nos hemos percatado en estos años, por poner un caso clave, de que el relato de la Transición era incompleto, sesgado, interesado quizás. E igual cabe contarlo de otra forma. A lo mejor cabría decir que el rey no era el dechado de virtudes democráticas que nos dijeron, ahora que sabemos que tampoco seguía las recomendaciones de los moralizantes discursos que recitaba en Nochebuena, sino todo lo contrario. Lo mismo hay que empezar a pensar que además de un político sagaz, Suárez fue el trepa de manual que transitaba de la Falange al CDS en sucesivos -y desesperados al final- intentos por mantenerse arriba. Que el PCE recibió goles en propia meta y el PSOE marcaba a placer. Que nos colaron en una Constitución decente -¿transitoria?- un montón de tropezones, como la monarquía, cuando, por otra parte, no parece haya habido intención de cumplir el contenido comprometido y social de su texto, que habla de derechos (a la vivienda, por poner un caso de moda) y libertades. En esos casos estamos aún en modo transitorio. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/postrimerias-5-relato_186951_102.html?fbclid=IwY2xjawOaHgFleHRuA2FlbQIxMABicmlkETB1YjI1NHpERGJuZFFCTnZUc3J0YwZhcHBfaWQQMjIyMDM5MTc4ODIwMDg5MgABHvqGAOHHnwrguZTP66ciHmV6zARMtXHJtfPN24eXaLKW2uxf8VcHU9VnFUWu_aem_A-P91Dy8XJTadLLF8eS-9Q

              (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el  30/11/25)

domingo, 23 de noviembre de 2025

Posteridad 4: héroes

 


No es posible contar la historia de un pueblo entero y, si se intenta, el relato deja insatisfechos a unos y enfadados a otros, por no aparecer o hacerlo de forma distinta a como se perciben. La solución es tan antigua como la propia narrativa: se escoge un héroe. Un héroe no tiene por qué ser “heroico” en el sentido primero de la palabra, puede ser simplemente un personaje que sobresale por algún motivo, no siempre virtuoso, no siempre ejemplar; un héroe es un protagonista, el actor primero, el representante. Lo sabía Homero (quien quiera que fuera o fueran Homero) cuando escogió a Odiseo-Ulises, un tipo artero y superviviente que, sin embargo, cae simpático desde el principio. Porque es humano, no como Aquiles.

Viene esto a cuento (o no), porque estos días se habla mucho del franquismo a propósito del medio siglo de la muerte del tirano, su rememoración y el origen y causas de la guerra civil que lo llevó al poder y sobre cómo explicarle esto a nuevas generaciones entre las que se cuece simpatía por el fascismo una vez más. No debería ser complicado mostrar los valores que sustentan una democracia más allá de las miserias de sus políticos, no debería ser difícil entender que mucho de lo que hacemos se vería limitado o prohibido por un sistema diferente, que muchos de nuestros vecinos o nosotros mismos lo pasaríamos muy mal y el país sería peor, mucho peor. Nada comparable a los casos de corrupción, las contiendas políticas o las negligencias. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/posteridad-4-heroes_186487_102.html?fbclid=IwY2xjawOQ6dtleHRuA2FlbQIxMABicmlkETBjTzJEOGpqVnIyWVlnUFZpc3J0YwZhcHBfaWQQMjIyMDM5MTc4ODIwMDg5MgABHobOx4qn5dahWeuBRVttqLqdBO-m7GNm_dIvbDR3Ks9tolXnwGMWyDLqFAiS_aem_tlIdABi_PqCOHSEFXEoTYQ

             (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el  23/11/25)

lunes, 17 de noviembre de 2025

Postrimerías (3): propaganda

 


Trataba el domingo anterior de posteridades y famas póstumamente edificadas, como de hecho son casi todas, pues rara vez se restauran infamias, aunque suceda. Sucede más a menudo aún la intención forzada de “posterizarse” o esculpirse a sí mismo un porvenir marmóreo o broncíneo que pagan los coetáneos y desmantelarán los venideros. Me refiero, claro, a las postrimerías de dictadores y demás autócratas, cuyo nombre podría ser el de infamia póstuma.

En tan concienzudas como horteras propagandas suele concurrir profusión de imágenes chuscas labradas sobre el material más sólido que se encuentre, en talla XXL y ocupando emplazamientos céntricos y despejados para que sus desaguisados no dejen de apreciarse desde cualquier parte. Pese a ello, si se tiene la fortuna de sobrevivir a épocas tanto más grises cuanto resplandecientes son sus monumentalidades, podrá asistirse a uno de los deportes históricos más edificantes que existen, junto al ostracismo de monarcas o la defenestración de criptobrós. El derribo de estatuas despierta siempre una alegre melancolía, como la de quitarse un peso de encima habiendo usado para ello una enorme cantidad de esfuerzo que, a la postre, se muestra innecesario para tarea tan fútil. La estatua de Sadam Husein colgando de sus pies cual muñeco tentetieso o las de Stalin apiladas en chinescos bazares arqueológicos ilustran esa sensación pedagógica de mohosa vanidad. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/postrimerias-3-propaganda_186080_102.html?fbclid=IwY2xjawOHv2dleHRuA2FlbQIxMABicmlkETBQb1dzVkwxNHo5RmhlU0huc3J0YwZhcHBfaWQQMjIyMDM5MTc4ODIwMDg5MghjYWxsc2l0ZQEyAAEeYAJ8IAc9lleXN3rsmfcM6Qx3y1UxK8OjDqtg2PozLXfVoifXqwRv81mIpXg_aem_w4x8tf6hshtE8pxTVwuJFQ

             (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 16/11/25)