lunes, 2 de junio de 2025

Desinterés turístico internacional

 


Sobre las razones que desacreditan los supuestos beneficios de los viajes para corregir la ignorancia individual y frenar la barbarie colectiva se ha escrito mucho. Los viajes han cambiado, el viajero solo busca y encuentra tópicos y degusta prefabricados o simulacros, se reprime una auténtica relación con otros territorios y habitantes salvo para comprobar lo trillado o presupuesto, asombrarse de sucedáneos y versiones y -oh, espanto- adquirir regateadamente suvenires inmarcesibles, etc. Esos y otros atributos convierten al viajero en esa figura odiosa y amada por igual en que nos convertimos todos, odiosos y amados, en señalado momento: el turista.

A menudo intento imaginar un lugar sin turismo. Ese sitio vulgar y corriente, mustio quizás, o sencillamente ordinario y sin encanto, de vida insípida y quieta, desprovisto de afanes e identidades, indiferente a ferias, fiestas y celebraciones y ajeno a los arrebatos de hostelerías, concejalías y consejerías de Turismo y, groseras veces, de Cultura. Un lugar sin gracia y sin ganas de aparentarla, candidato a un insigne galardón hipotético al Desinterés Turístico Internacional.

Difícil encontrarlo. Se pensará en polvorientas aldeas y apartados eriales, pero o los afrenta el turismo rural o abjuran de esa suerte y pretenden cambiarla. Otros mencionarían, tal vez, sitios como Chernóbil, enclave maldito y emponzoñado, cuando su propia singularidad y antonomasia lo convierten en atracción de excursionistas amantes de lo dañino y buscadores de la anormalidad; hasta vertederos y albañales tendrán su audiencia si está guiada por un reportaje ocasional o un vídeo casero trendintópico: el ser humano es así, rellenen esta casilla. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/desinteres-turistico-internacional_176536_102.html?fbclid=IwY2xjawKqK0hleHRuA2FlbQIxMABicmlkETBYaUd4M2NPN2JLamRSRHVLAR4WXMm5uiJ4m5nLHUuuUbBfSGvGwnwp__SboUT_Dgs0pR4AxXUzQHfcQAls1w_aem_F4OrEJUBhWS1-jpDGhjD9A 

          (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 01/06/25)

domingo, 1 de junio de 2025

Cuando éramos otros



Cabría escribir uno de esos artículos que hablan de cuando uno era niño y las cosas eran distintas y, por supuesto, mejores. De las diferencias y las vivencias, o de las diferencias de las vivencias, que dicen. Sobre cómo ha cambiado todo y lo buenos que eran aquellos tiempos que no volverán, qué pena la gente de ahora que no los ha podido disfrutar. Etcétera.

De cómo entonces los debates en aquella televisión de dos cadenas, de las cuales veíamos, por supuesto, la segunda, congregaban a señores con corbata y americana acomodados en sillones alrededor de José Luis Balbín fumando en pipa y tosiendo mientras que ahora todo parece el patio de luces de Belén Esteban o Ana Rosa Quintana. De cómo en aquel tiempo, fuera el que fuera, los festivales de la canción congregaban a artistas de verdad y melódicas piezas muy bailables, así, agarraditos, y no como ahora, esos tipos estrafalarios haciendo ruido. Explicaría que entonces no se juzgaba políticamente a los participantes y solo se medía la bondad de la música o la puesta en escena y nada hacía sospechar que, ahora, años después, el debate político se centrase en la participación de un Estado que extermina población civil desarmada. Me gustaría comentar que hace unos años, no tantos, nadie se atrevía a justificar o desdeñar la muerte de miles de niños indefensos, ancianos, mujeres, enfermos… mediante bombas, sufrimiento y hambre, ni a ignorar que se les quiere echar de su tierra para construir un resort de lujo. Querría comentar que, en aquellos días felices, si un político o un ciudadano, qué más da, se hubiera atrevido a alentar o aplaudir al país causante de tales matanzas indiscriminadas mediante un comentario público, ese señor o señora hubiera sido inmediatamente desalojado de cualquier organización, club o ámbito social. Me gustaría que aquel tiempo hubiera sido así, como nos gusta recordar para engañarnos con una vida imaginaria. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/cuando-eramos-otros_176112_102.html?fbclid=IwY2xjawKqKn1leHRuA2FlbQIxMABicmlkETBYaUd4M2NPN2JLamRSRHVLAR7tZBwHHHQHoWO6sQDU6hWwFGBosrjKP58plQ4F8KU_yaQPbpE8pRYMsuB2MA_aem_OM_ropJcGOodZwFZIfwNRg

          (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 25/05/25)

domingo, 18 de mayo de 2025

Día Internacional de los Museos

 


En agosto de 2022 la Asamblea General del Consejo Internacional de los Museos (ICOM) reunida en Praga aprobó una nueva forma de entender el museo. Aunque aún dista de ser universalmente asumida y aplicada, en particular por las legislaciones, esa nueva definición añade a la que antes se basaba en un listado funcional una serie de objetivos y compromisos éticos que no siempre se pueden cumplir de entrada pero que, en ocasiones, no siempre se está dispuesto a asumir. En intentarlo estriba hoy día la autenticidad de un museo. Resalto las menos conocidas: no tener ánimo de lucro, estar al servicio de la sociedad, ser accesible e inclusivo, fomentar la diversidad y la sostenibilidad y, con la participación de las comunidades, operar y comunicar ética y profesionalmente. No es poco, pero no debería ser menos.

Este Día internacional de los Museos, celebrado el 18 de mayo desde 1977, se adorna de un lema significativo acorde con ese propósito ontológico. “El futuro de los museos en comunidades en constante cambio” subraya por una parte la encrucijada de esas instituciones  de cara a un porvenir en que se cruzan con la inflacionaria noción de patrimonio cultural, las heterogéneas demandas culturales de la sociedad o la Inteligencia Artificial, entre otras. Y, por otra parte, el complicado reconocimiento de las comunidades a las que ha de servir en una realidad que diluye sus rasgos y dificulta su identificación para, en el piélago de sociedades “líquidas”, volverlas inasibles, etéreas, virtuales. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/dia-internacional-museos_175675_102.html?fbclid=IwY2xjawKXq9FleHRuA2FlbQIxMABicmlkETA5eUNlak93QmJpR1dQblgyAR7g2QyQEe7jMI23D5jm_XSdZEKO2UoODWDRnQMpyv6zL5c5lf_WmowlGEiUfg_aem_i6Ycc2U53_iJr1zDPCfruA

         (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 18/05/25)

domingo, 11 de mayo de 2025

La consistencia de las arenas

 


La arena invade infinidad de alegorías y comparaciones. Una cantidad inabarcable (los errores humanos, las estrellas del universo, los átomos que todo forman…) siempre se enfrenta o supera al de granos de arena de los desiertos o las playas del mundo. Desierto y playa: aquel hostil y redundante, esta refugio y término frente a otra aterradora desmesura, las aguas. Ambos perfectos por la acción de las arenas. A causa de su ilusoria uniformidad construyen una superficie límpida y acomodada, ávida incluso, para cualquier acontecimiento: una extensión sin mácula.

Todos llevamos una playa dentro aunque no la hayamos visitado o siquiera conozcamos alguna, un teatro modélico para obsesiones y sucesos a la espera de acontecer. Nos componemos a partir de lugares a los que no volveremos o son aún desconocidos y lo serán siempre, que existirán en nuestro interior, poblado de contornos erráticos como la línea de la costa. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/consistencia-arena_175280_102.html?fbclid=IwY2xjawKOcjNleHRuA2FlbQIxMABicmlkETB4Y0lscUkxQnhBckFweUJMAR6Iy3IrnzR7O0rPFwmMG2ge7ZGfEWbTtb4zJNhun2hbABpOiqfywf-fUJTh8Q_aem_f08EYdAOmWciQL4eQwydIA 

        (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 11/05/25)