Se suelen hacer lenguas sobre la riqueza léxica del español y la antigüedad de su gramática, la primera lengua romance en tenerla. Por eso llama la atención que el alcalde de Madrid atribuya el uso de la palabra “genocidio” a una única masacre étnica programada, la del pueblo judío durante el nazismo, y se resista a aplicarla a las demás, en particular a la que está sucediendo delante de sus narices en Gaza. Debe de ser un error de vocabulario. No hay más que consultar el diccionario de la Academia, que brinda una sola acepción: Del gr. γένος génos 'estirpe' y -cidio. Exterminio o eliminación sistemática de un grupo humano por motivo de raza, etnia, religión, política o nacionalidad.
Tampoco escoge alternativa a pesar de tanto sinónimo como registra el mismo diccionario (a saber: exterminio, etnocidio, exterminación, holocausto, pogromo, matanza, masacre). El alcalde de Madrid no encuentra palabra para definir qué está sucediendo en Gaza, no sabe cómo llamar a la aniquilación sistemática de decenas de miles de inocentes, veinte mil niños entre ellos, y la tortura, hambre y degradación de cientos de miles. La única aclaración que ofrece Martínez Almeida es que lo que allí sucede “no le gusta”, como si el hecho de “no gustarle” fuera suficiente para reprobar o, cuando menos, definir esa carnicería, al mismo nivel, digamos, que una derrota de su Atlético. Es curioso esto de los asesinatos en masa, porque hay a quien le han empezado a “disgustar” hace poco, aunque se resista a calificar ese disgusto, como es el caso de Feijoo, y a quien no acaban de “incomodarle”, porque lo lleva a cabo el “amigo israelí” (Ayuso). Los amigos son los amigos. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/gusto-es-suyo_182217_102.html?fbclid=IwY2xjawM0i0JleHRuA2FlbQIxMABicmlkETB6c0s1RkRvaHZwNG5uc2FlAR661G0tt7VK7oWRpKckMoRfu0ojRPmR0Kn_pzu1CfQ88AfHogoRPBY9J90S9w_aem_UASYwJlqWaRlD8vUwXSHfw
(Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 14/09/25)