martes, 7 de enero de 2020

Estampas bucólicas y sin embargo navideñas (y 4): política de carreteras.


 
Los dos viven en el pueblo desde hace ya tanto que han perdido la conciencia de que existan otros lugares, de haber estado en sitios distintos a los que recorren cada día, festivo o diario, a la caída de la tarde. Desde que los años pudieron con ellos ese paseo se ha convertido en la única novedad de una jornada idéntica a la otra, transcurridas en la postración de la cama o el embotamiento de la estufa y la televisión, ambas prendidas para nada. Ya se han entregado.
Cuando el sol avanza hacia su ruina cotidiana, algún vecino o familiar los lleva a pasear, ambos en silla de ruedas, uno de ellos casi inmóvil por completo. Siguen la misma ruta y confluyen en el mismo punto, a veces en el mismo momento sin haberse puesto de acuerdo. Antaño recorrían las calles del pueblo, siempre iguales, estrechas, solas; no tan sucias como abandonadas. Visitaban una y otra vez el escenario de una vaga congoja que les hacía desear el regreso a casa. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/politica-de-carreteras


(Publicado el 5/1/2020 en La Nueva Crónica de León, en una serie llamada "Estampas bucólicas y sin embargo navideñas")


martes, 31 de diciembre de 2019

Estampas bucólicas y sin embargo navideñas (3): noche de paz


Fueron sus hijos los que insistieron: ponlo, así no estarás tan solo. Estas navidades no vamos a poder pasarlas contigo (la otra familia, blablablá), pero gracias a esto estaremos conectados, ya verás. Y lo instaló. O, mejor, dicho, se lo instalaron, en un pispás. Un técnico muy callado que revolvió la casa para tender cables aquí y allá. Desde ese día la televisión sintonizaba medio centenar de canales, pese a que él veía siempre el mismo. También podía enviar wasaps y hacer muchas cosas con un móvil nuevo que se entretuvo en fisgar hasta que se aburrió. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/noche-de-paz
 

(Publicado el 29/12/2019 en La Nueva Crónica de León, en una serie llamada "Estampas bucólicas y sin embargo navideñas")

domingo, 22 de diciembre de 2019

Estampas bucólicas y sin embargo navideñas (2): el árbol de las luces.


 
Hacía cuatro décadas que lo había plantado pero se secó este verano, de un día para otro y, en apariencia, sin que sucediera nada en especial. Había sido un capricho, porque no se trataba de un frutal u otro tipo de especie útil y ya entonces muchos le habían afeado que dedicase el mejor ángulo de la tapia del patio a un árbol tan poco práctico. Sin embargo, con el tiempo su envergadura había proporcionado un rincón de sombra muy agradable durante la canícula. El vecino de enfrente, que tanto lo criticara, lo disfrutaba ahora con algo de envidia cuando entraba a pegar la hebra, sentados ambos a la sombra. Hablaban de pocas cosas y siempre las mismas. Hablaban sobre la abundancia de rapaces y la escasez de caza. Hablaban sobre las heladas, que cada vez eran más suaves y menos frecuentes, lo que provocaba plagas de roedores.Y, en consecuencia, se sorprendían de lo curioso que resultaba que el dueño del árbol no tuviera gato y nunca hubiera visto un ratón en un patio tan enorme...Minucias. Nunca mencionaban el silencio que se hinchaba en las calles del pueblo. El mundo iba a peor, solían concluir. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/el-arbol-de-las-luces

  (Publicado el 22/12/2019 en La Nueva Crónica de León, en una serie llamada "Estampas bucólicas y sin embargo navideñas")

domingo, 15 de diciembre de 2019

Estampas bucólicas y sin embargo navideñas (1): el coche del dinero.


 
Aún brilla el sol, pero el invierno ha reducido a un suspiro la luz de la tarde, que no cabe desperdiciar. Pese a ello, algunas vecinas han salido de casa nada más comer para reunirse en un grupo que charla animado. Quizás prefieran esta sobremesa a la de casa. Todas ellas se envuelven en mantas y bufandas de colores dispares sobre jerséis de lana gruesa y se mantienen a pie quieto en la esquina de la calle donde el viento hiere menos. Los hombres, no tan puntuales, se acercan vacilantes y rondan el lugar como si no fuera con ellos. Cuando otro llega, gruñen o levantan la cabeza en señal de reconocimiento. Todos llevan gorra de visera o boina, todos miran a lo lejos sin observar nada en especial. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/el-coche-del-dinero

 (Publicado el 15/12/2019 en La Nueva Crónica de León, en una serie llamada "Estampas bucólicas y sin embargo navideñas")