Fueron sus hijos los que insistieron: ponlo, así no estarás tan
solo. Estas navidades no vamos a poder pasarlas contigo (la otra familia,
blablablá), pero gracias a esto estaremos conectados, ya verás. Y lo instaló.
O, mejor, dicho, se lo instalaron, en un pispás. Un técnico muy callado que
revolvió la casa para tender cables aquí y allá. Desde ese día la televisión sintonizaba
medio centenar de canales, pese a que él veía siempre el mismo. También podía enviar
wasaps y hacer muchas cosas con un móvil nuevo que se entretuvo en fisgar hasta
que se aburrió. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/noche-de-paz
(Publicado el 29/12/2019 en La Nueva Crónica de León, en una serie llamada "Estampas bucólicas y sin embargo navideñas")
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