Los dos viven en el pueblo desde hace ya tanto que han
perdido la conciencia de que existan otros lugares, de haber estado en sitios
distintos a los que recorren cada día, festivo o diario, a la caída de la tarde.
Desde que los años pudieron con ellos ese paseo se ha convertido en la única
novedad de una jornada idéntica a la otra, transcurridas en la postración de la
cama o el embotamiento de la estufa y la televisión, ambas prendidas para nada.
Ya se han entregado.
Cuando el sol avanza hacia su ruina cotidiana, algún vecino
o familiar los lleva a pasear, ambos en silla de ruedas, uno de ellos casi inmóvil
por completo. Siguen la misma ruta y confluyen en el mismo punto, a veces en el
mismo momento sin haberse puesto de acuerdo. Antaño recorrían las calles del
pueblo, siempre iguales, estrechas, solas; no tan sucias como abandonadas.
Visitaban una y otra vez el escenario de una vaga congoja que les hacía desear
el regreso a casa. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/politica-de-carreteras
(Publicado el 5/1/2020 en La Nueva Crónica de León, en una serie llamada "Estampas bucólicas y sin embargo navideñas")
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