Aún brilla el sol, pero el invierno ha reducido a un suspiro
la luz de la tarde, que no cabe desperdiciar. Pese a ello, algunas vecinas han
salido de casa nada más comer para reunirse en un grupo que charla animado.
Quizás prefieran esta sobremesa a la de casa. Todas ellas se envuelven en mantas
y bufandas de colores dispares sobre jerséis de lana gruesa y se mantienen a
pie quieto en la esquina de la calle donde el viento hiere menos. Los hombres, no
tan puntuales, se acercan vacilantes y rondan el lugar como si no fuera con
ellos. Cuando otro llega, gruñen o levantan la cabeza en señal de
reconocimiento. Todos llevan gorra de visera o boina, todos miran a lo lejos
sin observar nada en especial. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/el-coche-del-dinero
(Publicado el 15/12/2019 en La Nueva Crónica de León, en una serie llamada "Estampas bucólicas y sin embargo navideñas")
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