Nacer en un
determinado lugar no conlleva mérito alguno. Ni orgullo, ni oprobio, ni demás
enardecimientos. Ser de un sitio es cuestión de azar, nada cuenta la voluntad
al principio, poco el deseo al cabo. Aunque se haga el bachillerato en un lugar
geográfico, la nación de uno la componen quienes sintonizan con nuestra forma
de ver el mundo, estén donde estén. Se trata de una nación etérea,
desperdigada, infiel.
Vivir en un
mismo lugar, por dilatado que sea el período de tiempo, desarrolla los cauces
del ensimismamiento. Vivir errante, los de la concentración. Quien
afirma que lo de aquí es mejor que lo de allí sólo exhibe ignorancia de lo de
allí. Y de lo de aquí. No hay tierra mejor que otra, aunque sí la hay más
mancillada. Cuando la tierra ha sido ultrajada, son los hombres quienes cargan
ese oprobio; las naciones, más concretamente.
De la misma
manera que uno no es responsable de los actos de su padre, poco puede sentirse
orgulloso de los hechos históricos. Todo lo más, avergonzado. Como sucede con
los dioses, banderas y símbolos son objetos inertes con los que hacemos lo que
nos viene en gana. No van a
contrariarnos, no nos decepcionan, ni nosotros a ellos. Son otros quienes lo
hacen: contra ellos alzamos banderas y símbolos, y dioses. El nacionalismo
(como la religión) en su forma colectiva ha provocado básicamente enfrentamiento
e incomprensión a lo largo de la historia. En su forma individual, supone un
sucedáneo de camaradería que resulta lenitivo para individuos poco exigentes. En
su forma radical, llega a tornarse una suerte folclórica de racismo. A menudo,
no tan folclórica.
El nacionalismo
huye de definiciones y explicaciones, pues cuando las da, germinan nuevos
nacionalismos que no están de acuerdo con ellas. El nacionalismo no da de comer
(salvo a los que lo lideran), y no resuelve problemas, los desatiende. Regionalismos,
y otras formas depauperadas, son igualmente ridículos. Son opiniones, cada cual
tendrá las suyas: su nación.
(Publicado en La Nueva Crónica de León, el 3/10/2015)
No hay comentarios:
Publicar un comentario