lunes, 2 de septiembre de 2024

El turismo no es un gran invento 9. Hoy: Fiestas populares

 



Las fiestas son la sal del verano. Qué digo. Son su aceite y su vinagre, engrasan manchando y aliñan agriando. Muchos y distintos son los tipos de festejos que adornan nuestras calles, plazas y descampados en tardes, crepúsculos y noches cerradas; clasifiquemos algunos con ínfulas linneanas.

Por un lado los de vetusta tradición e inveterada ancestralidad: romerías, procesiones y demás desfiles sin armas de fuego. Las bicicletas son para el verano, los santos igual no tanto. Por otro, los de tradición sin más. Es un país este donde con un par de veces y media que se repita algo ya es tradicional. Lo habitual al caso es arrojar cosas. Antaño incluso animales. Se arrojan líquidos, sólidos y estados intermedios: vino, agua, tomates, piedras, etc. Y se hace ruido, mucho ruido. Petardos, tracas, tambores, pitos y aullidos desesperados y etílicos, amenizan el campo y la ciudad en un desgarrador intento por exorcizar el célebre Angst del romanticismo centroeuropeo versión de andar por hispana calle.

La tendencia más en boga (trending se dice) es disfrazarse. Vestirse de época alguna, antigua, moderna o mediopensionista. Como en casi todo, hay dos opciones: se echa uno por encima cortina, colcha y/o sábana casera que, dependiendo de cómo se distribuya, sirve para Roma, Medievo o Magdaleniense Superior Final o se apunta uno a un grupo de recreación compuesto de princesas, legionarios, teutones o napoleones. Se han documentado enormes pánicos a causa de la mezcla de alcohol propio y regresión histórica ajena. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/turismo-no-es-gran-invento-9-hoy-fiestas-populares_161527_102.html?fbclid=IwY2xjawFCSBNleHRuA2FlbQIxMAABHfs_D9jC2lGf8UVYf1bOZ6PCqZYVp142V5N0DJgcZy9EQDQQIKGuN-LjcQ_aem_qX2JBh45eTPRDxwMEEcSqQ

  (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección veraniega titulada "El turismo no es un gran invento", el 25/08/24)

El turismo no es un gran invento 8. Hoy: los suvenires

 


Con sinceridad, entre nosotros: viajar se viaja para contarlo. Para decírselo a los demás. Porque viajar, en general, es cansadísimo y molesto (y caro), pero contarlo se cuenta cómodamente en cualquier parte, en el sofá de casa o en una terraza con una birra y unos cacahuetes, por ejemplo. Si no hay nada mejor para dar rienda suelta a la memoria que una magdalena, no hay nada mejor para certificarla que un suvenir. Es menos literario y más directo y probatorio, testimonio fehaciente del viaje que será narrado con prolijos detalles y circunstancias tópicas al primer incauto. En francés es un souvenir, de souvenir, que significa, claro, algo que viene por bajo de. ¿De qué? No pregunten, es francés.

El origen de los recuerdos entendidos como objeto metonímico se remonta a la prehistoria más antigua, sospechándose de muchos artefactos recuperados por la disciplina arqueológica una explicación vinculada al afán por retener tiempos anteriores y episodios pasados de la vida de sus poseedores. Ya entonces se viajaba y, aunque no fuera por vicio seguramente, acababa también por contarse alrededor de la ancestral hoguera. El ser humano es pesadín por naturaleza. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/turismo-no-es-gran-invento-8-hoy-suvenires_161221_102.html?fbclid=IwY2xjawFCR45leHRuA2FlbQIxMAABHTTAeb_gq6rzEu8ALpAN8DygBrAI31sw1rhhTpHg2nb9pmAI1T53dQv3IA_aem_gcoefM_jIyEziwcJli0Jvw

  (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección veraniega titulada "El turismo no es un gran invento", el 18/08/24)

El turismo no es un gran invento 7. Hoy: el vigilante de museo

 


He aquí una categoría en sí misma, un arquetipo del mundo profesional y, si me apuran, de la cultura entendida como una de las bellas artes. El vigilante de museo es, además, un icono habitual de caricaturas, películas, narraciones y demás chucherías, casi siempre para escarnio y mofa de su condición de persona inactiva e impertérrita rodeada de las obras insignes de seres más laboriosos y dotados que él. Se diría un paria, y no. No hemos venido aquí para aumentar la nómina de sus detractores sino para defenderlo de ellos.

Con “vigilante de museo” no cabe confundir al vigilante de seguridad, que por la mera posesión de armamento y uniforme (o uno de ellos) pasa a distinguirse entre los humanos con augusta autoridad. Nos referimos al menos militarmente acicalado, a menudo con sencilla e imperceptible acreditación, y cuya cortesía vocacional se ve amenazada constantemente por el ejercicio de derechos ciudadanos de forma avasalladora o ignorante hacia reglas comúnmente admitidas, repetidas en cartelitos que nadie lee y en parrafadas que nadie escucha. Porque el público de los museos es, a menudo, enemigo de sus normas, y su celoso guardián tiene dos opciones: ser o no ser. Soportar las flechas y pedradas de la áspera Fortuna o armarse contra un piélago de adversidades y darles fin. Esa es la cuestión. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/turismo-no-es-gran-invento-7-hoy-vigilante-museo_160942_102.html?fbclid=IwY2xjawFCRw5leHRuA2FlbQIxMAABHRZxZ-5gvbOtxJxLelVG7lqV7EH3iWNju975WGneUVGuWnBNTtnCQcXphQ_aem_WWbT7MWImJik6wvKc8IsIg

   (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección veraniega titulada "El turismo no es un gran invento", el 11/08/24)