Se echan manos a cabezas y mesan barbas a propósito de las
manipulaciones de la realidad (o la verdad, como pretenden llamarle) que se
cuecen en las redes, inteligencias espabiladas y demás arcanos digitales para
la generación tecnopléjica. Que si los chavales se pasan al lado oscuro,
donde fermentan las burradas de Vox y sus sombríos esbirros, que si se informan
en cualquier albañal o garito de influencer que solo sabe de geografía
dónde está Andorra, que si les importa un ardite -¡un ardite!- lo que a otros tanto
interesa… Hay programas televisivos que se recrean en la supuesta ignorancia de
los jóvenes a base de entrevistas callejeras a salto de mata. Lo habrían podido
filmar en cualquier época con idénticos resultados, pero resulta confortable cachondearse
de los jóvenes, venganza triste de viejos.
A lo que vamos, que los muchachos no leen la “prensa seria”,
donde, con seguridad, hallarán noticias de verdad y podrán informarse fehacientemente.
O no. Quizás pudieran si superasen la furia por el clickbait, ya saben,
el titular a lo Club de la comedia para lograr un clic de ordenador que
contabilice en la estadística. Del tipo: “Un leonés, obispo de Nueva York”, que
luego lees y resulta que su tatarabuelo era de Tejerina. O las reescrituras
para corregir bulos no contrastados o información sesgada, que convierten sus
webs en intangibles y tornadizos palimpsestos. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/prensa-juvenil_183099_102.html?fbclid=IwY2xjawNIU-xleHRuA2FlbQIxMABicmlkETAwa3FBRkhIWmp1a3l5ajBjAR6fUPrhoONSmdCEiSKzvMjv825SlCAW8dJiZPUj_NWuBwWcand5xQPIxyfeXA_aem_5Ou7iZJHOBKhGvqhyaYcGA
(Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 28/09/25)
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