Pese a su actual arrinconamiento entre las arrinconadas
disciplinas humanísticas, la geografía tal vez sea la más reveladora e
imprescindible de las ciencias destinadas a la comprensión del hombre y sus
relaciones con el medio. Y su herramienta clásica, los mapas, el más útil de
sus retratos con gran angular. Contamos con mapas de muchos tipos, y desde que google y los navegadores nos ubican en
cartografías de gran vistosidad y maleabilidad, nos vemos impelidos a creer que
sometemos el territorio a golpe de un clic. Pero no es así, por supuesto. Los
mapas también nos engañan.
Al bosquejar el mundo en una miniatura abarcable, usamos y
abusamos de convenciones a menudo trastocadas por el interés y hasta por lo arbitrario.
La orientación del norte “hacia arriba” es una de ellas, por ejemplo. Los mapas
acerca de la verdadera huella humana señalan los caminos que ha dejado en la
tierra y en los mares. Los portulanos que puntean el océano de líneas imaginarias
conectando enclaves distantes pero más cercanos que otros aparentemente
próximos; las suaves curvas de las cartas de navegación aérea, los modestos
trazos blancos de caminos rurales de uña y rueda, las derrotas del éxodo y la
emigración… Pero tal vez el artificio más nocivo sea el de los espacios planos
coloreados y delimitados por una raya, una frontera: el mapa “político”. Esos
infantiles puzles de colores sólo sirven a intereses velados y espurios. Por
eso resulta revelador (y tendencioso) que se publiquen mapas de Oriente próximo
con las fronteras rectas y artificiosas trazadas por los europeos en pleno
desierto, mientras otros otorgan al llamado Estado islamista o Daesh la
presencia difusa de una especie de infección que extiende sus tentáculos por
rutas, ciudades y espacios vacíos con la insidiosa sensación de ocupar lo que
no es suyo. Ni lo uno ni lo otro responden a la realidad, así que pidamos a la
geografía su contribución a una correcta interpretación del mundo. A la geografía
humana.
(Publicado en La Nueva Crónica de Léon, el 31/10/2015)
No hay comentarios:
Publicar un comentario