Nacionalismo y republicanismo parecen pareja de hecho pero,
aparte de una forma de gobierno, el segundo, es una forma de entender la
política. Una conjetura breve sobre sus contradicciones a partir del lema
republicano por antonomasia podría ser esta.
La fraternité quizás
sea su primera víctima: el nacionalista se siente menospreciado, defiende que
su tierra y sus paisanos sufren ofensa, de raíz habitualmente económica en las
sociedades democráticas. En ese sentido responde a dos tipos básicos: ricos o
pobres. Ambos quieren segregarse porque consideran que les quitan lo que es
suyo o debería serlo. Ambos tienen la convicción de que les iría mejor “solos”,
con una administración más cercana y propia. Así visto, se trata de un problema
real de administración de la riqueza que se traviste como una cuestión
territorial. Los nacionalismos, de pequeño o gran formato, prosperan en el
agravio comparativo y retornan a él como un sinfín. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/fraternite-egalite-liberte
(Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 19/01/2020)
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