domingo, 12 de enero de 2020

Generación materna



Desde que fui consciente tuve lástima por ellos, por el tiempo que les tocó y lo que hizo con sus vidas. Que su generación fue aplastada por la guerra y la postguerra inmediata tan solo es una frase que de tan utilizada se ha quedado hueca, saqueada por novelas, películas y tópicos tan del gusto de quienes rebuscan en sufrimientos ajenos para dramatizar un presente por fortuna mucho más anodino. Suelen protagonizar esos relatos personajes con nombres distinguidos o historias memorables, pero pocas veces se detienen a contemplar las vidas monótonas de quienes pasaron tantas privaciones porque el precio de nuestro futuro fue su renuncia al propio desde muy jóvenes. La emoción discreta que palpita en esas biografías anónimas alienta las nuestras como un rescoldo suave y hogareño en una fría noche. A ellas (especialmente a “ellas”) debemos el mayor salto generacional de la historia de este país. Lo mejor que somos y tenemos se lo debemos. Lo vergonzoso que podamos haber hecho y hagamos con ese legado de sacrificio es responsabilidad solo nuestra. De tan sabido, se nos olvida.
(Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 12/01/2020) 

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