martes, 12 de octubre de 2021

El momento de la vergüenza

 


A propósito de los abusos a niños por parte de clérigos, ha dicho el papa que este es el momento de la vergüenza, aunque ni siquiera en el propio Vaticano han sido capaces de dictar una sentencia inculpatoria. Predicar y dar trigo. En otros países, entre la ocultación, las dificultosas pruebas y la prescripción de los delitos, de esta pederastia endémica tan solo va a quedar ingeniería contable, nada de impuestos: 220.000 niños en Francia desde 1950. Como mínimo. En España la cuenta queda pendiente para la próxima regulación fiscal.

La vergüenza está bien, pero ni cotiza ni se multa. En la nueva entrega de los papeles paradisiacos (fiscales) ya nada nos sorprende. ¿Quién barruntaría acaso que millonarios tan españoles y mucho españoles pagasen religiosamente a la Hacienda de España? ¿Quién creyó que aquel monarca hullero fuera insolvente y solo tuviera una Vespa? ¿A quién habría de maravillar que invitados a una convención del PP fueran destinatarios de sobrecitos remitidos desde unas Caimán cualquiera? ¿Qué ciudadano desconoce, por fin, que los servicios públicos los pagan aquellos que no pueden pagarse una buena ingeniería financiera y que, por eso, quienes pueden pagarse los privados para qué van a defender lo de todos pudiendo hacer negocio con ello? ¿Cómo no creer a los Julio Iglesias del mundo cuando entonan eso de “la vida sigue igual”, “soy un truhan, soy un señor”, etc.? El momento de la vergüenza no es el de la extrañeza. Todo resulta tan previsible que menos mal que nos queda Luis Enrique. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/el-momento-de-la-vergenza

  (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 10/10/2021)

domingo, 3 de octubre de 2021

Los peces en el río

 


La noticia provoca escalofríos: aparte la iluminación urbana, que deslumbra desde la bajada del Cebreiro, Vigo instalará una megafonía en las calles destinada a emitir villancicos durante tres meses, de noviembre a enero. “Coincidiendo con las fiestas” afirman ufanos. Además, el “servicio” de los 430 altavoces ha sido contratado para los años 2021 a 2024. El horror, que decía Brando.

Bien mirado no es de extrañar que el alcalde de esa ciudad sea considerado un visionario, aunque nunca he tenido claro si esa palabra se refiere a alguien con visión o con visiones. El centro de las ciudades se comporta cada vez más como un tablao, un belén, un circo, un teatro, un circuito… Ya me entienden. Y los ciudadanos han de soportar el espectáculo quieran o no. Algo como las funciones escolares: tú solo quieres ver los cinco minutos del crío tuyo, pero te tienes que merendar las dos horas y pico de los demás.

Antes de la pandemia ya era difícil un recorrido urbano cualquiera sin resultar arremetido o acorralado por tal o cual celebración, festividad o manifestación en un número de días al año suficiente como para celebrar en la intimidad los días “normales”, la trivialidad como “new black”. Por el centro de la ciudad, a veces la yincana es a cara de Rambo y machete interdental. Mucho quitar coches para después llenarlo todo de maceteros, veladores, desfiles, estatuillas, romerías y trenecitos. La pandemia alivió este desasosiego una buena temporada (algo bueno había de tener), pero ahora que al fin declina, se siente un tremor orográfico callejero provocado por los muy distintos y apretados eventos llamados a invadir con saña y ansia bienal los espacios públicos. De poco sirve que tales festividades cuesten un ojo de la cara del contribuyente (en Vigo unos doscientos mil eurazos), de poco que se repitan y vulgaricen, de poco que no respondan a su denominación, origen o cometido. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/los-peces-en-el-rio

  (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 03/10/2021)

domingo, 26 de septiembre de 2021

El cuento de Caperucita

 


Los ismos suelen ser antipáticos, pero algunos resultan imprescindibles. El feminismo, por ejemplo, resulta tan inexcusable que merecería otro sufijo, uno que no lo pusiese al nivel de doctrinas o escuelas. Porque lo contrario de feminista no es machista o cualquier otra actitud indigna e indignante; lo contrario es peor que racista, es partidario de una forma de racismo que discrimina a más de la mitad de la población. Tal como está la cosa ahí fuera, también está empezando a ser difícil hallar un antónimo para ecologista. ¿Vándalo? ¿Estúpido?

Así, el lobo. Abstengámonos por esta vez de sentimentalismos y argumentos éticos del tipo el lobo estaba antes, no debemos matar un animal salvaje y demás, aunque sean muy dignos. Vayamos al otro meollo. Si ganaderos u otros empresarios resultan perjudicados por las acciones del lobo, como por otro bien natural protegido, la administración, que dispone de recursos destinados a paliar perjuicios causados por decisiones legales de interés general, deberá intervenir con diligencia y equidad. Sonroja que políticos cuyo mandato es precisamente ese se dediquen a tomarla con los ecologistas (que si “comer carne de lobo”, que si “infamias”), tal que Suárez-Quiñones y, ahora, el vicepresidente de la Diputación, hablando quizás en nombre de intereses de parte de su electorado. Sorprende también que ecologistas y agricultores no estén más de acuerdo a menudo, pues les guían los mismos intereses y, con demasiada frecuencia, el fracaso de las tesis de aquellos resulta en quebrantos a largo plazo de estos. Plazo cada vez menos largo. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/el-cuento-de-caperucita

  (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 26/09/2021)