lunes, 19 de septiembre de 2022

Máscara mortuoria

 


¿Cómo no idolatrar a la reina Isabel, soberana del Reino Unido y otros catorce estados, cabeza de una mancomunidad de medio centenar? ¿Cómo no acabar rendido a una abuelita legendaria, de estatura tan contrapuesta a su alteza y autoridad e indumentaria basada en el pantone de la muñeca Barbie? ¿Cómo no creer de ella lo mejor si apenas hablaba salvo cuando leía unas cuartillas redactadas por otros? ¿Cómo no admirar –se ha dicho ya tanto- la pompa y el boato, el soberbio despliegue ceremonial de los monarcas más mediáticos y globales? Ellos son únicos en esto. Y su imagen, tan vendida en imanes para frigoríficos, se ha convertido en uno de los negocios más prósperos del Reino Unido. Cómo no comparar con este nuestro feudo de reyes menesterosos que optan por la campechanía o la austeridad. Mala elección: la majestad ha de ser suntuosa y distante.

Y cómo no ver en este culebrón-funeral la apoteósica conclusión de temporada de un serial de plataforma televisiva acicalado con todo el esplendor y péplum de que es capaz la monarquía cuando se arremanga. Cómo no saborear ya los capítulos de la próxima entrega con un nuevo protagonista, el añoso y cascarrabias exesposo de aquella, la única que osó eclipsar el fulgor de la Casa. ¿La única? El papel cuché lo aguanta todo (hasta las salas de espera), pero si uno usa el de periódico la historia no es tan fastuosa, por supuesto, aunque no sea este lugar y momento para aguafiestas. Ávidos de símbolos y enraizamientos, sean de cartón piedra o cubiertos con la Union Jack, ciudadanos de todo el orbe despiden estos días a lo que califican como un icono. Pero los iconos no se sepultan, se ajan. Y este es el momento del barniz y los marcos dorados. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/mascara-mortuoria

 (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 18/09/2022)

La conjura y los necios

 


Comenzó con una típica conseja de viejos –para inviernos fríos los de antes- y con los avisos desatendidos de agricultores que anotaban el anticipo de la floración año a año o usaban cada vez más gotas de agua en los kibutz israelíes, allí donde se cuentan una a una para sacar adelante los cultivos. Pero ya ha llegado al extremo de ahogar este verano en sofocos, sequía e incendios y a dejar cada año un reguero de calamidades in crecendo. Hablo del mayor reto que tiene entre manos el ser humano, porque implica su supervivencia. No la del planeta, la nuestra: la del clima que permite nuestra vida en él.

Sin embargo retrocedemos, porque la primera de las reacciones a un trauma es la negación. Por eso damos cancha a los negacionistas. ¿Se imaginan una reunión científica sobre, pongamos geoposicionamiento, con un terraplanista como invitado? ¿Una de antropología con un creacionista? Invitamos a grotescos bocazas a participar en debates como si su opinión importara o sirviera para algo, aparte de estorbar y enturbiar. Son tipos que hablan de conspiraciones y del “establishment” de la ciencia comparándose a sí mismos con Galileo y para difundir sus sandeces utilizan artefactos y tecnologías que funcionan gracias a aquello cuya existencia niegan. A uno puede no gustarle Velázquez o Mozart pero las leyes de la termodinámica no son un antojo de la personalidad. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/la-conjura-y-los-necios

 (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 11/09/2022)

domingo, 4 de septiembre de 2022

Operación Visera (una odisea moderna) 10 y último: La visera

 


Hasta el verano -¡sobre todo el verano!- cuenta con un final. En ocasiones los finales están a la altura, son homéricos: un simposio solemne, un desafío memorable, una parranda épica. Pero esa altura depende muy mucho del relato y por ello en este caso preparan nuestros héroes solo un modesto piscolabis en que participan pretendientes de toda laya, cuya pretensión se concentra en la ensaladilla, las croquetas y el vino con gaseosa dispuestos para la ocasión. Las mesas sobre caballetes llenan la corrala, junto al vehículo ya a punto para la partida. Ha sido idea de ella despedirse “como es debido”, pese a que fuera él el invitado en anteriores episodios de chusca y nada memorable memoria. Termina, pues, también esta odisea moderna con un convite. Y si fuera otra historia menos continente contaría cómo los pretendientes fueron cayendo uno a uno en ardua y privada lucha contra los retortijones de la malévola ensaladilla o las croquetas ponzoñosas, efectos quién sabe y quién adivinaría si intencionados o fortuitos. Tan poco épicas y aún líricas líneas serían en cualquier caso. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/operacion-visera-10-la-visera

 (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Operación visera (una odisea moderna)", el 04/09/2022)