Empezó la campaña pero no es verdad. La campaña lleva semanas; la campaña lleva desde siempre. Quizás hubo un tiempo en que los políticos se dedicaban a otra cosa, a asuntos por los que cobran, por los que aseguran estar en política y tener vocación. Uno ya ha dejado de recordar ese tiempo porque ha pasado demasiado y la memoria se pliega como el espacio sideral en las películas de ciencia ficción. A fecha de hoy, un político estándar está de campaña día y noche, sin interrupción para tomar proverbiales impulsos. Y lo que es peor: lo está aunque sea un cargo público y deba dedicarse a esas cargas públicas que, como mucho, utiliza para arrojarlas a la cara de otro.
El presidente de esta Comunidad bicéfala entabló la campaña a
partir del leitmotiv con que su partido lleva dando la lata desde hace eones:
el rival es Sánchez. El mal es Sánchez. Sánchez, el octavo pasajero. Escondiendo
la porquería propia bajo la alfombra, como es costumbre de la casa, pretende nos
desentendamos de lo que se dilucida en estas elecciones desenfocando la
distancia corta con que casi todo el mundo distingue al alcalde de su pueblo o
ciudad en esta región tan poco metropolitana. Empuña una vez más un arma
infalible, sable láser y capa de invisibilidad a la vez, para evitar el juicio sobre
sus alcaldes y concejales. Se presenta Sánchez, remacha con dedo acusador. Y
todos a poner cara de susto. Mañueco cree que la mención de ese demonio de su
partido actúa en los electores como en El
exorcista: un aullido de latín vulgar, una aspersión y sanseacabó. Mañueco
nos toma por tontos, como es costumbre de la casa: la culpa de todo la tiene
otro. Él está en la oposición. Su partido no gobierna aquí desde hace 36 años. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/pate-de-campana-1-la-capa-de-invisibilidad
(Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 14/05/2023).
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