domingo, 24 de mayo de 2020

Presencias y obsolescencias



Uno de los rasgos característicos de las industrias del ser humano consiste en la aceleración de la obsolescencia. Cuanto más avanzamos en el tiempo, menos duran las cosas que fabricamos. Suelen ser más complejas, por supuesto, pero nos sirven durante mucho menos tiempo. Un teléfono móvil es el resultado de una tecnología asombrosa que nos permite hacer cosas que creíamos magia hace pocos años, pero apenas se amoldan a nuestro bolsillo y necesitamos otro. De repente no sirven y su reparación cuesta más y tiene peores resultados que adquirir algo nuevo: está concebido para caducar. Se llama obsolescencia programada, y no es como la caducidad natural de una fruta o una verdura, sino que está decidida por nosotros, sus creadores. Famosa es la existencia de una bombilla en Norteamérica que lleva encendida más de un siglo. Se pueden fabricar, pero no renta. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/presencias-y-obsolescencias
  (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 24/05/2020)

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