De la primera vez que visité Venecia recuerdo que, cuando
deambulábamos por el Campo de Santi Giovanni e Paolo, bajo la estatua ecuestre
del condotiero Colleoni, se acercó a nuestro grupo un anciano tambaleante que olía
a alcohol. En medio del farrago de su discurso en el arduo dialecto local alguien
de nosotros que algo hablaba italiano le entendió referirse al triste destino
de la ciudad y a lo afortunado que él sería de morir antes de verlo cumplirse.
En aquel momento, en medio del típico viaje acelerado de fin de bachillerato a
Italia, apenas le prestamos atención, incluso hubo quien se mofó de su fachoso estado.
Sin embargo, siempre que después he regresado allí, no he dejado de acordarme
de su advertencia y del alivio personal de quien estaba seguro de no llegar a contemplar
el final de su amada ciudad. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/naufragio-de-una-ilusion
(Publicado el 24/11/2019 en La Nueva Crónica de León, en una serie llamada "Las razones del polizón")
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