Un buen día llegaron a la plaza del pueblo y arrancaron los
antiguos poyetes de piedra gastados por el uso, demolieron el pilón del caño y levantaron
el suelo de tierra apisonada. Hasta el árbol talaron. Cuando se fueron todo quedó
asfaltado y con aceras, había unos bancos grises de algo parecido a la piedra
que no era piedra con el símbolo de una caja de ahorros en letras muy grandes y
una pileta industrial con un grifo que acabó por atascarse. Los nuevos arbolitos
alineados en alcorques de cemento se secaron enseguida. Nadie preguntó previamente,
ni volvió después a comprobar cómo seguía todo. Sucedió hace muchos años,
cuando éramos niños. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/la-espana-de-atras
(Publicado el 11/11/2019 en La Nueva Crónica de León, en una serie llamada "Las razones del polizón")
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