domingo, 29 de junio de 2025

Respeto

 


Tenían razón quienes lo votaron: Trump no es un político. No tiene nada que ver con el significado y las formas que la política, casi desde Aristóteles, había tenido hasta ahora. No calcula, no mide ni se mide. No utiliza un lenguaje lleno de inflexiones, a menudo equívoco, que suele camuflar obviedades o decir cosa distinta y disimulada de la que esperan los votantes. No respeta las reglas de juego ni a sus adversarios. No es educado. No niega sus errores ni atiende sus compromisos, los ignora o se desmiente a sí mismo sin ningún rubor. Manda y los demás obedecen.

Pero entonces, ¿quién es? ¿A qué modelo de persona responde? Porque tampoco es nada nuevo y quienes se presentan a representar responden siempre a un prototipo en quien creemos reconocer las soluciones que buscamos. Este caso parece sencillo, si han visto cine o leído novela negra se define rápido: Trump responde al tipo mafioso, una mezcla no depurada de extorsionista y capo, que ofrece protección por un módico precio, que da miedo y, a la vez, exhibe los tics cuñadistas pertinentes para parecer simpático a cierta gente y reclamar la sonrisa forzada de sus lacayos. En esos términos y salvadas las distancias, sus bailecitos, el peinado cortinilla o el cutis naranja son el gato y los carrillos de Marlon Brando. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/respeto_178205_102.html?fbclid=IwY2xjawLPCO9leHRuA2FlbQIxMABicmlkETBVZVV1UER4aXo1ZHRSUDVZAR7xDL31LG6pp0xp-i84Pd1-i2SFJpLA2lltV69q6n9jQk3nQctjwx7Yf_JtXA_aem_yGGcasjTLFvpPhnbBaCfhg

              (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 29/06/25)

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