La hostelería es la gran industria del país. Quién lo iba a decir cuando en siglos pasados la precariedad y el mal servicio de posadas y ventas españolas eran objeto de dichos y chacotas por parte de propios y extraños, hasta llegar a convertirse en lugar común de relatos y diarios de los viajeros. Cuánto hemos cambiado. Ahora ofrecemos un catálogo completísimo de las variedades imaginables, desde el dignísimo heredero de tales bibliografías hasta el restaurante michelínico de improbable reserva, finísima idiosincrasia, alambicada carta y legendario sablazo.
La hostelería condiciona y acondiciona nuestra vida más que
actividades con mejor crédito. Ennoblece nuestras calles con prolijas terrazas
en que ejercer prácticas del oficio de camarero; promueve el espíritu olímpico disciplina
parkour ya en angostas ya en amplias aceras; ameniza nuestras noches con las
sabias conversaciones y efusiones, siempre a generoso volumen audible, de sus
locuaces parroquianos; justifica propuestas culturales y festivas de pingües
presupuestos; enorgullecen sus productos y el trato con que se dispensan, sean
cuales fueran; calma la sed y el hambre, al fin, a cambio de inmódicas
cantidades. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/turismo-no-es-gran-invento-3-hoy-hosteleria_159995_102.html?fbclid=IwZXh0bgNhZW0CMTAAAR3_C5sUS-_awHYwori2_OYJ47nZh_Z08G_4nOkefqqlKDlviu8D4JgMy1A_aem_hmXXmsMeTkSTXfqiqph9CA
(Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección veraniega titulada "El turismo no es un gran invento", el 21/07/24)
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