domingo, 21 de julio de 2024

El turismo no es un gran invento 4. Hoy: la hostelería

 


La hostelería es la gran industria del país. Quién lo iba a decir cuando en siglos pasados la precariedad y el mal servicio de posadas y ventas españolas eran objeto de dichos y chacotas por parte de propios y extraños, hasta llegar a convertirse en lugar común de relatos y diarios de los viajeros. Cuánto hemos cambiado. Ahora ofrecemos un catálogo completísimo de las variedades imaginables, desde el dignísimo heredero de tales bibliografías hasta el restaurante michelínico de improbable reserva, finísima idiosincrasia, alambicada carta y legendario sablazo.

La hostelería condiciona y acondiciona nuestra vida más que actividades con mejor crédito. Ennoblece nuestras calles con prolijas terrazas en que ejercer prácticas del oficio de camarero; promueve el espíritu olímpico disciplina parkour ya en angostas ya en amplias aceras; ameniza nuestras noches con las sabias conversaciones y efusiones, siempre a generoso volumen audible, de sus locuaces parroquianos; justifica propuestas culturales y festivas de pingües presupuestos; enorgullecen sus productos y el trato con que se dispensan, sean cuales fueran; calma la sed y el hambre, al fin, a cambio de inmódicas cantidades. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/turismo-no-es-gran-invento-3-hoy-hosteleria_159995_102.html?fbclid=IwZXh0bgNhZW0CMTAAAR3_C5sUS-_awHYwori2_OYJ47nZh_Z08G_4nOkefqqlKDlviu8D4JgMy1A_aem_hmXXmsMeTkSTXfqiqph9CA

 (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección veraniega titulada "El turismo no es un gran invento", el 21/07/24)

 

lunes, 15 de julio de 2024

El turismo no es un gran invento 3. Hoy: los pisos turísticos

 


Tiene razón Ana Rosa: en España te ocupan la vivienda a poco que te descuidas. Se equivoca, eso sí, en quiénes y cómo. No te la ocupa gente sin dinero y sin hogar que quebranta tu cerradura a la que sales por el pan; te lo ocupan los turistas. Es más, no se conforman con ocuparte la casa, te ocupan el edificio, el barrio, el casco viejo y, si la ciudad es pequeña o muy chula, te la ocupan entera. Previamente, por supuesto, la cosa se ha legalizado no sea que venga un neonazi y desaloje a algún inglés ebrio que haya contratado por internet un bed and beer. Si la casa es tuya te hacen ofertas que no podrás rechazar: una ruina inminente, unos okupas teledirigidos (nótese la ambivalencia de este adjetivo), de todo hay. Si la casa es ajena, la ley de alquileres sonará como la canción de Paquito el chocolatero, para desfilar en grupo hacia la calle. Al fin, la casa, el edificio, el barrio se gentrifican, que es el nombre fino de este desahucio destinado a satisfacer a una nueva élite, el turista.

Muchos factores explican este proceso, más imparable que la deriva continental. Uno, el precio de los hoteles, que en caso de familias con hijos está pensado para la de Amancio Ortega. Dos, el de las famosas webs que ofrecen a un solo clic los alojamientos de otros y cobran por la gestión. La gestión. Siempre que lo leo, me da por pensar en qué gestión: ¿va a parar ese cobro al informático que diseñó el programa (no), al tipo de la casa (no) o a alguien en concreto (tampoco)? Va a un señor idealista. Tres, el ansia por moverse a todas partes. Dejen de moverse ya, por favor. ¿No tienen casa? Miren que se la ocupan. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/turismo-no-es-gran-invento-3-hoy-pisos-turisticos_159659_102.html?fbclid=IwZXh0bgNhZW0CMTAAAR3OR6zNiuFlZSMqWamCwHp25DNtbJgpxUY9b8VDM43maCqRg2sR1QR00_E_aem_vCU3boTlI3llkTm3P4tK1Q

 (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección veraniega titulada "El turismo no es un gran invento", el 14/07/24)

El turismo no es un gran invento 2. Hoy: la compañía aérea

 


Digámoslo sin medias tintas: si alguien tuviera mucho dinero y odiase a la humanidad montaría una compañía aérea. Ya el nombrecito se las trae: compañía. Ja. Para empezar, puede que le cueste más tiempo y dinero llegar al aeropuerto que volar desde él, aunque la distancia no tenga comparación. Esta percepción relativista de las coordenadas espacio-temporales acompaña y define al viajero moderno, alienado y desorientado por definición.

La compañía le acompañará, no obstante, requiriéndole la descarga de una aplicación que torturará su vida diaria durante semanas ofreciendo variopintos servicios destinados a cobrar más por un billete que ya no empieza a parecer tan barato al cabo de horas. Uno de los placeres del viajero moderno consiste en borrar esa aplicación una vez regresado del viaje.

Las humillaciones a las que se somete a la población civil en su momento de mayor indefensión (con el tiempo medido y los utensilios para su defensa corporal y espiritual reducidos a lo que cabe en una maleta de cabina) se multiplican y no hace falta sino enumerarlas para que ustedes evoquen bellos recuerdos: despojamiento de prendas de vestir y calzado ante la mirada impertinente de congéneres y agentes de la ley, registro de enseres y efectos íntimos no siempre decorosos, humillación bajo arco magnético que interpretará como arma de fuego de gran calibre su clavo médico en el fémur, cotejo mediante documento con fotografía disímil ante funcionario receloso, coacción de fila de ciudadanos urgidos de pasar por la misma situación, aglomeración y trompicones; fe, esperanza y caridad.  Lo peor es el motivo: por su propia seguridad. No son molinos, sino gigantes. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/hoy-compania-aerea_159324_102.html?fbclid=IwZXh0bgNhZW0CMTAAAR0J7TMNSwYyRPrajo-uCvswkGLRTIxPcbM5eTta-YSezdVcouqnJpEPzFA_aem_Bg2eX8lzsE9bm89yqTteCA

  (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección veraniega titulada "El turismo no es un gran invento", el 07/07/24)