Según ciertas teorías -no muy fiables, reconozcámoslo- cada
siete años sufrimos un cambio físico y espiritual tan drástico que, mirado de
cierta manera, somos otros. Células, órganos y hasta pensamientos que creíamos
asentados en nuestra personalidad se desvanecen en aniquilaciones silenciosas y
cotidianas hasta fundar en ese plazo un organismo distinto que quizás no
reconoceríamos de contar con la capacidad retrospectiva (e introspectiva) suficiente.
Hay teorías para todo. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/cadencia-y-caducidad
(Publicado el 20/05/2018 en La Nueva Crónica de León, en una serie llamada "Las razones del polizón")
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