domingo, 10 de noviembre de 2024

Visitas medievales

 

Pese a su condición azarosa en apariencia, la inminencia de una calamidad había sido pronosticada con insistencia por los sabios oficiales. Sin embargo, poco se confía ya en predicciones apocalípticas; tan limitado es su crédito como grande el esfuerzo que requeriría otorgárselo. Hay incluso quienes tachan esa ciencia de superchería, pese a que sus vaticinios se cumplen como maldiciones. Ignorar advertencias ciertas torna el futuro más negro, pero cerrar los ojos se ha convertido en la elección de una muchedumbre creciente. Y el destino de las casandras se conoce bien.

El aviso cierto de este embate no llegó a quienes debía. Y el pueblo, como también es costumbre, lo sufrió: muerte, agonía, destrucción, pérdida, necesidad… Formas distintas de la ira divina y humana se abatieron sobre una tierra inadvertida. Nadie se hizo responsable.

Antes de la inoportuna visita protocolaria bandas instigadoras y quienes se beneficiaban del desconcierto que propagan alentaron algaradas en beneficio de sus sombríos intereses. Como también es común, se aprovecha la justa indignación de quienes, perdiéndolo todo, no tienen más que perder. Por repetirse la historia no deja de ser cierta, solo apesadumbra que lo haga sin remedio una y otra vez. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/visitas-medievales_165428_102.html?fbclid=IwY2xjawGejidleHRuA2FlbQIxMAABHZcV3ZLZTcx2yUh4eF88MyrRBBG12S6hGrvrS_ynCAedvGN9w-iGgZZKRA_aem_7TkHtYzYTpyJG8DAL2DTXg

         (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 10/11/24)

domingo, 3 de noviembre de 2024

SuperTrump

 


Todo está perdido, quienes quieres a punto de sucumbir, lo que conoces va a ser destruido y, justo en el momento más crítico, aparece el héroe, capa al viento y mirada en lontananza. El héroe detiene el mal, vence y todo se soluciona: el mundo vuelve a su ser, logramos lo que merecemos. Quizás el héroe sea un punto ridículo pero es enérgico, poderoso, voraz, inevitable: hará que América sea grande. Otra vez.

Lo hemos visto cientos de veces, en películas que Hollywood nos ha hecho admirar pasmados y que, apenas la pantalla fundía a negro, sabíamos una  fantasía, muchas veces infantil pero cautivadora; un sueño. ¿Un buen sueño? Quizás una pesadilla y no nos percatábamos a causa de la excelencia del embeleso; tal vez el hijo de Krypton era tan inhumano como la recta mirada de Lincoln, la entereza de Jefferson Smith (James Stewart), el arrojo de John McClane (Bruce Willis) o la abnegación de Shane (Alan Ladd). La mitología norteamericana se fundamenta en la existencia de un personaje superior y a contracorriente, un súper-mortal que aparece de forma súbita cuando más se lo necesita para salvarnos. No en una vida posterior o un reino celestial, como pretenden otros personajes de ficción, sino aquí y ahora, con un colt o una capa, con la palabra y la acción, como un caballero sin espada o un pistolero solitario cuyo gesto detiene el mundo. Esa es la sombra que cobija a Donald Trump: el esperpento con los calzoncillos por fuera cuyo mando hará grande América de nuevo, el individuo de contoneos absurdos y verborrea grosera que dice cuanto quiere porque todo se le ha de perdonar cuando proporcione a la nación un nuevo amanecer sobre campos infinitos sembrados por los buenos y blancos americanos que esperan al superhombre. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/supertrump_165054_102.html?fbclid=IwY2xjawGVWD5leHRuA2FlbQIxMAABHcOM_UYaT-KI-WQJlUGzu19T9KlW_XxffErdDh4CgU5kH0aRvMZXkryxVg_aem_iuPymLQhGsoFINLG91iL4w

         (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 03/11/24)