El menos imperfecto de los sistemas políticos, la democracia,
es también el que menos héroes produce. Hay una relación de causa y efecto en
esta pauta, quizás relacionada con el sino apasionado y manipulable del
concepto de héroe y la tendencia a la moderación en los sistemas democráticos más
asentados. Los griegos tenían por héroes a quienes mostraban ciertas virtudes
(y enormes defectos) que habían de estimular comportamientos correctos o enaltecer
cualidades útiles para la vida social. Pero no dejaban de ser semidioses o
personajes ilusorios. El cristianismo hizo lo propio con los santos,
inventándose o recreando biografías ejemplarizantes muy a tono con lo que cada
época y circunstancia exigían de los fieles. Con frecuencia la historia hincha pecho
a base de actos y actitudes memorables que, a poco que son escrutados por los
historiadores, acaban revelándose como lo que son: fábulas ensalzadas de manera
retrospectiva para justificar algo o a alguien. Desde la trifulca de Pelayo a la
depredación americana nuestro vetusto “relato nacional” está repleto de esos
cuentos infantiles. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/la-medida-de-los-heroes
(Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 20/09/2020)
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