En un Estado como el nuestro no deberían conocerse los
nombres de más jueces que los de OT. Haber convertido a los togados en celebridades
en medio de procesos judiciales convertidos en culebrones, o permitirnos el lujo
de juzgarlos a ellos y hacer una porra sobre los resultados de sus decisiones
en función de los cuatro rasgos de su carácter que suponemos a través de los
medios y las habladurías mediáticas, confirma la erosión del último de los
poderes del Estado, hasta ahora el más indemne por ser el más anónimo y sensato.
¿Cuándo sabíamos el nombre de un juez? ¿Cuántos lo sabían que no estuvieran
implicados de una forma personal u otra en el asunto? ¿De dónde viene esta
nociva, irracional fama que aún es más preocupante que la tonta fama de los
personajillos televisivos y reticulares (de las redes)? Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/el-juicio-de-los-jueces
(Publicado el 02/12/2018 en La Nueva Crónica de León, en una serie llamada "Las razones del polizón")
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