lunes, 27 de octubre de 2025

Robos y cuellos blancos

 


Robar es sencillo y no existe medio de seguridad capaz de no ser burlado, de los fortines a los centros de computación. Los museos no son una excepción y, en efecto, como dijo alguien hace poco, son más accesibles que las joyerías, por razones obvias. Su principal medida de seguridad reside en la dificultad de vender sus obras cuando se encuentran debidamente documentadas: se sabe a quién pertenecen porque son únicas, cosa que no sucede con una pieza seriada. Robar es fácil, pero, como ilustran el cine y concluye la lógica, lo difícil es encontrar comprador, “colocar la mercancía”. Precisamente porque no se trata de mercancía; los objetos culturales dejaron de serlo (aunque no del todo) una vez entraron en el museo. Un comprador inocente resulta casi imposible y no menos difícil un trato fiable con otro delincuente como el propio caco. Cuando se roba en un museo ha de contarse previamente con ese cliente, el llamado robo por encargo, pues de lo contrario robar es inútil o depreciará el objeto, como tal vez suceda con las joyas sustraídas en el Louvre, desmanteladas a la postre. Por otro lado, la inmensa mayoría del oro guardado en los museos no tiene valor metálico ninguno.

Como casi todos los lugares que exponen bienes valiosos, esos museos suelen ser menos seguros a puertas abiertas, cuando “se exponen” en la otra acepción del diccionario. Se ha hecho famoso estos días el vídeo de un visitante descolgando y llevándose un cuadro por las buenas en un museo ruso; pero aún recuerdo el relato de un conserje del Marmottan de París sobre el robo de varios lienzos impresionistas en 1985, entre ellos “Impression, soleil levant” de Monet que dio nombre al movimiento. Varios tipos apuntaron con un arma a un vigilante de sala, le pidieron descolgar “ese, ese y ese”; salieron a la calle y voilà. Solo años más tarde aparecerían los cuadros en manos de un matón corso tras pasar por la yakuza. Todo muy cinematográfico. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/robos-cuellos-blancos_184789_102.html?fbclid=IwY2xjawNr_D9leHRuA2FlbQIxMABicmlkETBXWDFRYlpZSGtIUlNteTg0AR5yjwYVNGuT9uTAx65Mzuz5HhGL0JgeJVIEJu-EL4VZWgPOzpYaGWbECaISRQ_aem_JCNIA462sS714c7WzAzNRw

                  (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 26/10/25)

lunes, 20 de octubre de 2025

Un Estado es un tesoro

 


Quien tiene un Estado tiene un tesoro. Quienes reniegan del Estado desde las tropas neocon y ultras quieren que desaparezca solo la parte distributiva y social del Estado, no su parte coercitiva. Esa mola. Esa parte es como que te regalen de niño dos pistolas de vaquero. Pero que disparan. Todo cambia con un Estado: se pueden hacer cosas que, sin él, quedan muy feas.

Si se tiene un Estado, por ejemplo, en lugar de secuestrar rehenes se dispone de prisioneros y cuando otros liberan rehenes puede uno excarcelar presos como quien deja caer un generoso indulto sobre gente culpable. Aunque esos presos sean niños o inocentes que ni siquiera fueron juzgados.

Si se tiene un Estado todo cambia, en particular si se enfrenta uno a quien no lo tiene: es como ir con tus pistolas contra el indio y sus flechas. Frente a un no-Estado el Estado no invade, ocupa. Puede traspasar fronteras, pues en caso de tener Estado y el otro solo sucedáneos (una “Autoridad”, un ente…) no se trata de fronteras, sino de líneas. Y las líneas se pueden redibujar o mover a capricho y con el paso de los años ir ampliando el Estado propio sobre el terreno ajeno, de quien -oh, contrariedad- no tiene Estado. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/estado-es-tesoro_184331_102.html

                 (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 19/10/25)

lunes, 13 de octubre de 2025

Inteligencia novel



Días atrás ha sido necesario no internarse en zonas sin cobertura ni apagar el teléfono: se están otorgando los premios Nobel y cualquiera sabe. Si le podían dar (o le darán) a Trump el de la paz figuramos en cualquier quiniela. Al pobre Donald le falta ese adorno en su librería de gorras y como lo ha ganado antes un buen puñado de presidentes norteamericanos -¡y hasta Kissinger!-, que ya es apostar fuerte, no quiere quedarse sin ese cromo. Seguro que hay un montón de ciudadanos inmigrantes en los USA y poblaciones con gobiernos demócratas que apoyan la candidatura con entusiasmo. En esta ocasión le presentó al galardón su colega Netanyahu, aval semejante a si te presenta Suárez-Quiñones al premio Concejo. O Santiago Segura a los Oscar... No me hagan seguir. En cualquier caso, teniendo en cuenta de dónde viene la fortuna de don Alfred, nada sorprendería.

Por mi parte, preferiría el de química, pues habiéndome fallado el físico la química me mantiene vivo con escasísimo esfuerzo por mi parte. Pero ese es otro asunto. Puestos a proponer candidaturas, para mí que la Inteligencia Artificial (IA) alcanza más merecimientos que cualquier otro ente ¿pensante? Habría, eso sí, que dilucidar qué categoría le conviene y corresponde, pues en todas descuella. Hago mis indagaciones al respecto y la IA de Google, primera que me sale al paso diario, se pone en plan educado y, sin más, me invita a descubrir el Modo IA: “Pregunta lo que quieras”, dice. Con tres opciones a modo, supongo, de ejemplos: “¿Cómo puedo jugar al pádel?”, “Haz una tabla comparando los diferentes modos de hacer café” y “Dime los tipos de plástico que existen y si se pueden reciclar”. Tres tares de bizarra combinatoria que convergen en el terreno del ocio adinerado y discretamente concienciado. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/inteligencia-novel_183904_102.html?fbclid=IwY2xjawNayQ9leHRuA2FlbQIxMABicmlkETA3ejBBZTNoUE1xVUlwM0xnAR7MTn888F53PKEMSYWPo2GdR09QCfzcq99CJPiG4Ufy3vZth8oV3aWIknlEzg_aem_JDM5H3iFZ37h2jN5c4Senw

                (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 12/10/25)


martes, 7 de octubre de 2025

Antisemitismo corsario

 


Israel intercepta. Israel detiene. Israel pone fin. Decenas de barcos son abordados. Ciudadanos de varios países (occidentales, no vayan a creer) son “conducidos”, “escoltados”, “llevados” contra su voluntad. Desde aguas internacionales. Si prueban a quitar Israel y poner cualquier otro país (africano o asiático en particular) inmediatamente estaríamos incluyendo palabras como piratería, secuestro, atropello o violación del derecho internacional. Si se emplearan con el sujeto Israel, acto seguido se oiría: “¡antisemitismo!”

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, es expulsado del Estados Unidos mientras Benjamín Netanyahu, habla a la Asamblea general de la ONU a pesar de estar reclamado por la Corte Penal Internacional por presuntos crímenes de guerra y de lesa humanidad. Si no se permitiera su soflama llena de mentiras y odio gritaría, como de hecho gritó: ¡antisemitismo!

El antisemitismo tiene hondas raíces y millones de muertos a sus espaldas, no se debería mencionar en vano. De los pogromos de la Antigüedad y el medievo a los campos de la muerte hitlerianos, los judíos han sufrido persecución como ningún otro pueblo. Parecería excusado recordar esto antes de cualquier otra cosa, pero ultrajan la memoria de esas víctimas quienes la utilizan para justificar la muerte de otros inocentes. El mismo tipo de inocentes, asesinados por parecidas razones (y, por cierto, también semitas). Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/antisemitismo-corsario_183488_102.html?fbclid=IwY2xjawNRn7dleHRuA2FlbQIxMABicmlkETBESUJhNW9lTVlzOW5iQzRtAR4c965zJ7SZNY4D1-wfy5kUIWV_SEg6JZoMPMA2Bop7TJtcHM8oQgr73uHN2Q_aem_nDhFdXgDYxh8MWVp6qKhWg

                (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección titulada "Las razones del polizón", el 05/10/25)