domingo, 4 de agosto de 2024

El turismo no es un gran invento 6. Hoy: el guía

 


Sobre la necesidad colectiva e individual de seguir a un guía, führer, caudillo, duce o conductor, motivo de abundante tratadística histórica, sociopolítica y hasta psicoanalítica, no entrará este texto, dedicado solo a veleidades veraniegas, pero no cabe desdeñar tales estudios para entender por qué el turista reclama con obstinación tales servicios siendo como es, en esos momentos, una alma libre de ocupaciones y en posesión de sus propias facultades económicas e intelectuales.

Empero, el guía ha de ser padre, madre y cuñado, llevar a sus polluelos prendidos y prendados del extremo de un paraguas -banderola los más gallardos- apacentándolos y revelándoles los secretos ignotos y triviales de una ciudad, un lugar, un edificio, un objeto o una costumbre con el arcano sistema de explicarlos a voz en pecho o megafónicamente. Una vez explicados, tales secretos son, ¿cómo decirlo?, evidentes y prosaicos, aunque asombrarán por igual su conocimiento y exégesis. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/turismo-no-es-gran-invento-6-hoy-guia_160654_102.html?fbclid=IwY2xjawEdT5RleHRuA2FlbQIxMAABHWdeBx9Bq0mDMTconZNLqx4yHXcIUuP25O28jNdR2Q9RHpncXODdxnxRAg_aem_fBzo9FZgGXK8pWf_syP3sw

  (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección veraniega titulada "El turismo no es un gran invento", el 04/08/24)

 

El turismo no es un gran invento 5. Hoy: los productos típicos

 


¿Qué es un  producto típico? He aquí una cuestión transcendente. Si no se define lo típico, si no se está seguro de que lo de aquí es distinto; digo más: es mejor; aún más: es único, ¿cómo puede uno sentirse bien? Es obligatorio convencer al turista, al infeliz foráneo, de la excelsitud de esta tierra, demostrarle que es un individuo desventurado y triste por no residir aquí, por no haber nacido en este lugar bendecido por la mano de dioses magnánimos y singulares. Identidad, se llama, y es la llama que alumbra toda distinción e idiosincrasia, dejando a media luz y en sombra a cuantos no participan de bondades tan evidentes. Y para llevarse una tea de esa luminaria, como quien conduce una antorcha de este olimpo de cercanías,  nada mejor que un producto típico, esenciero último y cáliz de toda ambrosía identitaria.

Son muchos y muy diversos los productos típicos si los consideramos como especie, sin embargo, tomados como categoría o idea platónica responden apenas a dos tipos principales:

De comer (o beber): he aquí una excelente elección, pues al tratarse de bienes perecederos, son eliminados a la vez que satisfacen, lo cual les sitúa en el primer puesto de preferencias sino fuera porque tal caducidad (y volumen) los desaconseja en ciertas ocasiones, pues son a veces motivo de retortijones y malestares, recuerdos y vivencias menos deseables que se añaden a posteriori. De las balsámicas chacinas a los licores con etiqueta de fraile rijoso se despliega un universo macrobiótico donde cajas de dulces, quesos y envases al vacío reinan con escasa oposición. Las autoridades sanitarias recuerdan beber agua en las horas centrales, las de comer. Seguir leyendo: https://www.lanuevacronica.com/opinion/turismo-no-es-gran-invento-5-hoy-productos-tipicos_160320_102.html?fbclid=IwY2xjawEdTkdleHRuA2FlbQIxMAABHT8_nvbHuSFoy0dSy3eGAjrVCUovrsJTA9-2c89pbulx8TwHAIYL7tIGsg_aem_v_BmvYTaKboWcT3sAag2uw

  (Publicado en La Nueva Crónica de León, en una sección veraniega titulada "El turismo no es un gran invento", el 28/07/24)